Tal vez tus
padres te hayan dicho que los monstruos no son reales y que no hay nada bajo tu
cama, pero la verdad es que existen rincones oscuros en este mundo, rincones que
ningún hombre debería de recorrer. Desafortunadamente, en ocasiones nos
encontramos justo en el portal que conduce a esos lugares y no lo sabemos hasta
que es demasiado tarde, a veces incluso algún pobre infante nace dentro de
esos sitios, lo que deja una marca imborrable en su alma. Tal vez no lo sepa,
pero no es un hombre, es un monstruo, y lo único capaz de detener a
una de esas bestias, es otra más fuerte.
Era un niño
feliz
Si me hubieras
conocido cuando era pequeño, no habrías pensado mucho de mí, era como cualquier
otro niño viviendo una vida relativamente normal, solía ir a campamentos de
verano y fue justo en una de esas excursiones donde me enteré de que mis padres
habían muerto, me dijeron que habían sufrido un accidente automovilístico. En
ese momento era muy joven, ni siquiera tenía una espinilla en el rostro.
Después de eso
mi vida cambió, alguien me llevó rápidamente a un orfanato; varias veces fui trasladado
a hogares adoptivos, pero eventualmente se daban cuenta de que no era el chico
alegre que ellos querían en su casa. La escuela realmente no representaba un
interés para mí y mucho menos una pasión, por lo menos hasta que ingresé en la
universidad y todo fue modificándose, estudié psicología criminal, mi
primera y única pasión. Fue fácil progresar en de ese ambiente, tal vez
demasiado fácil, como si de manera natural tuviera la habilidad de comprender
los pensamientos de los criminales.
Trabajando con
demonios
Pronto me
convertí en un reconocido investigador del FBI, era realmente sencillo deducir
lo que había sucedido en las escenas de los crímenes, mi mente recreaba una
imagen basada en el entorno y el comportamiento del asesino, era como observar la
forma en que mataban a sus víctimas. Al principio me parecía un tanto
inquietante y perturbador, pero con el tiempo aprendí a usarlo a mi favor, y
así logramos enfrentar con la justicia, a varios sádicos criminales.
El departamento
para el que trabajaba parecía valorarme bastante, se me asignaban casos
importantes de asesinos seriales. De manera misteriosa, algunos de ellos
desaparecían repentinamente, aunque no concordaba con un patrón. Eso pensaba
hasta que empecé a seguir el rastro del Match Maker, quien tras varios
asesinatos me condujo a su último homicidio; mientras investigábamos la
locación, pudimos oler humo proveniente de un piso inferior, al parecer el
sospechoso se encontraba en el mismo edificio.
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