Actualmente los videojuegos, especialmente los RPG, se encuentran divididos en dos tendencias principales, por un lado tenemos los basados en fantasía, como la saga de The Elder Scrolls, Dragon Age, Fable y alguno que otro MMO, como World of Warcraft; y por el otro lado están los basados en la ciencia ficción (SciFi), como Fallout 3, Mass Effect y Phantasy Star. Las dos corrientes están claramente marcadas, sin embargo, eso no quiere decir que necesariamente estén peleadas e incluso algunos desarrolladores las explotan de manera casi simultánea en sus franquicias, como el caso de Bethesda con The Elder Scrolls IV: Oblivion y Fallout 3 o BioWare con Mass Effect y Dragon Age.
[/p]
Ese último ejemplo nos da cierta luz sobre el tema, ya que BioWare recientemente reveló que Dragon Age se convirtió, en menos de un año, en su juego más exitoso de todos los tiempos, sobrepasando a sus títulos clásicos. ¿Esto es un indicador de que la fantasía sobrepasa al SciFi? Para nada. De hecho, me atrevería a decir que la fantasía, como temática en los videojuegos, en muchas ocasiones se ha visto dañada por un gran enemigo: la generalidad. ¿De qué diablos estoy hablando? Primero debemos situarnos en un contexto fantástico de calidad, como The Lord of the Rings, en donde Tolkien presenta una cosmogonía completa, con influencias de la mitología celta, nórdica y germana, además de una historia novedosa, profunda y completamente cautivadora.
El problema es que al transportar este género a los videojuegos, la mayoría de las veces resultan tramas débiles y genéricas, que se salen por alguna tangente obvia, especialmente a la hora de darnos una razón para luchar y pelear, y nos encontramos frente a una enorme cantidad de hechiceros malvados que tratan de obtener algún poder mágico para dominar al mundo, objetos místicos, gemas y demás cosas que básicamente no le ayudan al jugador promedio a relacionar la temática del juego con su vida diaria porque, seamos sinceros, ¿cuántos de nosotros vivimos bajo la amenaza y el terror de caer presas por el mal uso de un diamante místico? Y aclaro que no estoy diciendo que este tipo de juego sea inevitablemente malo o mediocre -nada más alejado de eso-; títulos como los ya mencionados se han encargado de demostrar que esos elmentos pueden ser explotados exitosamente.
Por otra parte, la ciencia ficción se ha convertido en uno de los géneros más vistos, leídos y jugados, pero, ¿por qué? ¿En dónde yace el secreto de su éxito? Piénsalo un poco y verás que es obvio. Los problemas que presenta la ciencia ficción, en muchas ocasiones, han servido para proyectar y sacar a la luz miedos y temores intrínsecos a la actividad humana más notable de los últimos dos siglos: el avance tecnológico y científico. ¿Cuántas veces escuchamos que acaba de hacerse un gran descubrimiento científico en el mundo de la física o de la medicina y jamás nos imaginamos sus consecuencias? Los humanos, como especie, nos hemos enfrascado en una frenética carrera por descubrir "si podemos", cuando lo que realmente deberíamos estar haciendo es detenernos y preguntar "si debemos", especialmente cuando aún no tenemos el conocimiento, cuando la investigación principal se basa en trabajos anteriores y el investigador simplemente se para en hombros ajenos.
Comentarios
Mejores
Nuevos