Aunque Electronic Arts es una de las figuras más importantes en el ramo del entretenimiento electrónico, la compañía necesitaba desesperadamente una inyección de energía luego de los turbulentos meses que precedieron a la celebración de este E3, marcados por la renuncia de su director general, la incertidumbre bursátil y una reputación cuestionada nuevamente entre los círculos de consumo de Estados Unidos. Sin embargo, la conferencia del lunes, sin lugar a dudas, fue un testimonio de la solidez de la distribuidora y su ímpetu frente a la nueva generación de consolas.
Todo comenzó con el escenario. Históricamente, Electronic Arts ha celebrado sus keynotes de E3 en sedes medianas que en nada se comparan con el tamaño de los auditorios que manejan los fabricantes, pero este año fue la excepción. La escala del enorme Shrine Auditorium, situado en el corazón de Los Ángeles, nos daba una idea de la relevancia con la cual EA quería matizar su conferencia. Y no era para menos, después de todo, hablamos del amanecer de una nueva generación.
La virtud más importante de la exhibición de Electronic Arts fue el equilibrio. El evento tuvo la dosis precisa de innovación, tradición y sorpresa. Fue capaz de abarcar prácticamente todos los géneros y también satisfacer a todo tipo de jugador; desde aquel que antepone la diversión, con Plants vs. Zombies: Garden Warfare y Peggle 2, pasando por el amante de la velocidad, con Need for Speed: Rivals hasta llegar al clásico veterano de guerra, quien vio sus sueños hechos realidad con la maximizada destrucción de Battlefield 4 y los mechas de Titanfall.
La conferencia de EA también tuvo el singular atractivo de reunir en un solo lugar a algunos de los simuladores deportivos más destacados, y quienes disfrutan el futbol virtual o el baloncesto interactivo, saben lo especial que puede ser atestiguar la progresión de realismo que para este género supone pasar de una generación a otra.
Apreciar FIFA 14, Madden NFL 25, UFC y NBA Live 14 ya en Xbox One y PlayStation 4 fue un deleite en sí mismo, sin mencionar que en la presentación de dichos juegos quedó manifestado el poderío tecnológico de la compañía, pues cada uno presumió de innovaciones específicas enlazadas por el uso del nuevo motor Ignite.
Ahora bien, todos sabíamos de antemano que habría sorpresas, y si bien se veía venir una nueva entrega de Mirrors Edge a kilómetros de distancia y DICE no decepcionó, la distribuidora tenía un enorme as bajo la manga: Star Wars: Battlefront. Esta propiedad considerada muerta, resucitó en Shrine Auditorium con sólo unos segundos de video preprocesado, entre los alaridos de la multitud.
Mirrors Edge como Star Wars: Battlefront, cumplieron una doble función: robustecer la ya de por sí sólida alineación de EA para la conferencia y apelar al corazón de los fanáticos, pues en cierta forma, se trató de 2 caprichos cumplidos. No olvidemos que la materialización de los 2 juegos es producto directo de la insistencia de los jugadores, quienes clamaron por nueva entregas de ambos por años.
Es verdad que, si se le compara con otras distribuidoras, EA queda corto en su oferta de nuevas propiedades para la siguiente generación, pero la cantidad de innovación, esfuerzo y calidad vertidos en los productos ya establecidos de la distribuidora compensa temporalmente- dicha carencia.
Esperemos que en la medida que avance el ciclo de vida de Xbox One y PlayStation 4, EA regrese a inventar franquicias al tiempo que fortalece su repertorio de productos tradicionales. Por lo pronto, la compañía demostró que jugar a la segura no siempre es un error, y ya queremos tener Titanfall, Star Wars: Battlefront y Mirrors Edge entre nuestras manos.
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