¿El Cinco de Mayo en los videojuegos?

Una historia de mariachis, polvo y crimen en México


Ok. Dejaré algo en claro de antemano: no existe ningún juego AAA dedicado a la Batalla del 5 de mayo y la fecha como tal, pasa desapercibida en México. De hecho, constituye más una fiesta para los mexicanos que radican en Estados Unidos y también es un pretexto para vender cerveza... mucha cerveza. Pero si el 5 de mayo representa, para muchos estadounidenses, sinónimo de mexicano e incluso de independencia, ¿qué significa México para una industria tan americana como la del videojuego?

Un pretexto para vender cerveza... mucha cerveza

La respuesta no es muy diferente a la que encontramos en otras formas de entretenimiento, es decir, México cae a menudo en 1 de 2 categorías: la del Desperado y la del mundo precolombino ―o una mezcla de ambas―. Estos 2 conceptos engloban, en términos generales, la fuente de toda inspiración para un juego basado en México o que adopta algunos referentes de este país.

Antes de continuar, quiero desmarcar la naturaleza de este artículo de toda valoración moral. Es decir, no pretendo con lo siguiente imprimir el carácter de bueno o malo al retrato que de nuestro país hacen los grandes estudios. Eso se los dejo a ustedes, si lo consideran pertinente.

El Desperado de Pixel

La primera representación popular de México en los videojuegos con la que nos encontramos muchas veces resulta similar a la que, en 1995, hizo Robert Rodriguez con el filme Desperado. En otras palabras, la de un pueblo polvoroso y sin ley que pasa por extensión del Viejo Oeste. Piensen por ejemplo en la saga Call of Juarez, con sus balaceras de cantina, sensuales mujeres morenas, asaltos de diligencia y bandoleros. Hablamos de la típica escena Western, de no ser por las carrilleras o los trabajos de voz en español que delatan su naturaleza mexicana.

Para refrescar las cosas, en ocasiones incluso nos topamos con el Nuevo Oeste, es decir, la misma región, pero en la actualidad, donde conviven California y la salvaje frontera, inspirada por desafortunados hechos reales que hacen poco por contradecir los retratos violentos de Ciudad Juárez y, en general, de la zona colindante de México con Estados Unidos. Y para muestra, Call of Juarez: The Cartel, donde incluso hay niveles traídos directamente de iteraciones previas de la franquicia, ahora con un matiz contemporáneo pero no menos árido y temerario.

Típica escena mexicana en los videojuegos (Red Dead Redemption)
Típica escena mexicana en los videojuegos (Red Dead Redemption)

Pero Call of Juarez: The Cartel no es el único ejemplo de Nuevo Oeste mexicano. Otro muy bueno es el de Army of Two: The Devil's Cartel, el cual opera bajo los mismos principios contextuales de crimen, polvo y balas, pero al igual que en el juego de Techland, ahora con un ingrediente adicional en la forma de organizaciones criminales de la droga, las cuales hacen las veces de bandidos actuales.

Y es que como la frontera es el referente más inmediato que de México se tiene en Estados Unidos, figura en muchos juegos como una imagen fiel del país completo. No podemos dejar de hacer escala, para este aspecto, en Red Dead Redemption, cuyo mapa está dividido en 2 regiones, una que corresponde al Viejo Oeste y otra a México, donde aparecen fincas, conventos y fuertes revolucionarios morados por generales mujeriegos de extraño acento americano.

Hasta Call of Duty cayó en la tentación de retratar a México desde este ángulo con la expansión Invasion para Call of Duty: Ghosts, donde resalta el mapa Departed, inspirado en un pueblo mexicano con todo y letales mariachis con máscaras de Día de Muertos.

Y no, no me olvidé del extraordinario Guacamelee!, que al margen de sus sensacionales mecánicas y acabados, encaja bien en esta descripción, con sus trompetas, sus pueblos y, por supuesto, Juan y su máscara de luchador. Nada más echen un ojo a la imagen de abajo.

El mundo prehispánico

La segunda representación típica de México en los videojuegos es la precolombina, repleta de templos mayas, aztecas o una mezcla de ambos, los cuales ocultan toda clase de tesoros, al más puro estilo de Indiana Jones. Tomen, por ejemplo, Montezuma's Revenge como ejemplo. Se trata de un título ochentero de plataforma para Atari 2600 en el que interpretan a un explorador ―acertadamente bautizado Pedro―, quien se adentra en una pirámide azteca en busca de tesoros, sorteando toda clase de peligros al melódico compás de "La Cucaracha" porque sí.

La representación precolombina de México está repleta de templos

Éste es un referente muy añejo, pero otros más frescos como el de Tomb Raider: Underworld recurren al mismo elemento para acentuar la naturaleza salvaje y misteriosa de sus historias. Después de todo, qué puede ser más exótico que recolectar reliquias, al tiempo que se resuelven mortales acertijos en medio de la jungla infestada de panteras... casual.

Pero el ángulo prehispánico de la ecuación mexicana para los videojuegos no nada más existe en el marco del título de acción, sino también en el de la estrategia, con célebres casos como el de Age of Empires II: The Conquerors como magnífica ilustración. Reconozco que el título de Ensemble no era el más preciso desde la perspectiva histórica, pero hacía una pronunciada parada en el México precolombino, al poner al jugador a crear aldeas, entrenar guerreros Jaguar y a repeler la invasión española.

Assassin's Creed arranca también una breve página de historia prehispánica para Black Flag, donde una de las escalas es en Tulum, Quintana Roo, cuna abandonada de la cultura Maya que se presta para varias tareas de resolución de acertijos, las cuales conducen al hallazgo de una armadura especial.

Lara Croft conoce bien una parte de México
Lara Croft conoce bien una parte de México

Si me fuerzan, hasta la penúltima misión de GoldenEye 007 es testimonio de esta tendencia. Situado en el interior de una ruina mexica en Teotihuacán ―vaya mezcla―, Aztec Complex es una misión clásica y sumamente complicada para el éxito de Nintendo 64 que recurre al toque prehispánico para efectos de contraste en un contexto de agentes secretos, porque los villanos suelen remitirse a lugares remotos para establecer sus instalaciones malignas y eso todo mundo lo sabe.

Caso aparte

Si en un futuro sin humanos, visitantes de otro mundo basaran su imagen de México solamente en videojuegos creerían, hasta este punto, que México era 1 de 2: un pueblo lleno de forajidos o una jungla con ruinas repletas de oro y trampas letales; sin embargo, hay algunas excepciones a lo antes expuesto, varias de ellas provenientes del universo Tom Clancy, y donde México adopta un rol más realista pero no por ello complaciente.

¿Y es que quién no recuerda Tom Clancy's Ghost Recon: Advanced Warfighter? Título de Ubisoft que se abrió paso hasta los encabezados noticiosos por su temática militar, donde un golpe de estado perpetrado por militares revolucionarios conducía a la intervención de los Ghost en territorio nacional. Y no precisamente en la selva o el árido norte, sino en el corazón de la capital, retratada a todo color, con el Zócalo, Reforma y taxis incluidos.

La secuela del juego desplazó las coordenadas un poco al norte para establecerse otra vez en la frontera ―Ciudad Juárez para ser exactos― morada de rebeldes en supuesta posesión de armas de destrucción masiva.

Y también hay casos aislados como los de Calavera Square para Guitar Hero, las sedes de títulos deportivos a la FIFA Street 3 o, próximamente, F1 2015, donde México funge como anfitrión de un certamen. En algunas entregas de Command & Conquer, nuestro país figura como campo de batalla selvático; y si algo tuvo de bueno El Chavo Kart, fue precisamente capturar una faceta un poco distinta de México. Y para rematar, está el caso de Shadows of the Damned que constituye un híbrido sumamente excéntrico de cuantiosos conceptos, no nada más el de lo mexicano.

Vuelvo a lo mismo que dije párrafos arriba. No pido con este rápido recorrido que exista mayor o menor variedad en el retrato nacional, sencillamente sintetizo en unas cuantas líneas una tendencia de desarrollo de videojuegos que aplica cuando de retratar México se trata. ¿Qué hay otras excepciones? Seguramente ―¡Quién dijo Grim Fandango!―, pero los ejemplos más populares de juegos en nuestro país suelen encajar en algo de lo que describí para bien o para mal. ¿Ustedes qué piensan?

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