Con la primera expansión offline para GTA V todavía pendiente, hablar de Grand Theft Auto VI parece prematuro; sin embargo, el anuncio de Mafia III en Nueva Orleans me obliga a hacerlo, pues afecta profundamente a la categoría de mundos abiertos urbanos, al adoptar una de las últimas ciudades americanas disponible para esta clase de título. Y es que si Grand Theft Auto V tuvo un defecto, para mi gusto fue la locación. Es verdad que el retrato que de Los Santos hizo la más reciente entrega de la franquicia fue muy superior al de GTA San Andreas, pero a fin de cuentas, se trató del mismo concepto base: California. Es decir, una reinterpretación de algo ya visto. Y ya nadie se chupa el dedo. Apenas Rockstar termina un proyecto, empieza con el siguiente, así que tal vez el estudio discute el futuro de GTA mientras lees esto.
¿A dónde voy con el asunto de la locación? Rockstar manifiesta desde hace tiempo una aguda renuencia a llevar Grand Theft Auto más allá de las fronteras de Estados Unidos. "Mi opinión personal es que GTA es América.", afirmó en 2013, el escritor Dan Houser, y con "América" se refería a Estados Unidos ―fiel a la debatible designación de muchos estadounidenses―. El problema es que no cualquier ciudad es apta para hospedar a la franquicia y Rockstar ya ocupó varias de las urbes más representativas de ese país, a reserva de algunas como Nueva Orleans, que precisamente ahora está en manos de Mafia III y, de antemano, luce formidable.
Rockstar ya ocupó varias de las urbes más representativas
Habrá quien piense algo como: "Estados Unidos tiene 50 estados. Existe mucha tela de donde cortar.", y estará en lo correcto, pero insisto: no cualquiera de esas demarcaciones es compatible con la franquicia y que Nueva Orleans ya no esté disponible constituye un duro golpe creativo.
Grand Theft Auto frecuenta grandes urbes que, por su condición, resultan multifacéticas, fértiles para el crimen y también ―la palabra mágica― icónicas. No por nada la serie hizo escala en Nueva York (Liberty City), Miami (Vice City), Los Ángeles (Los Santos), Las Vegas (Las Venturas) y San Francisco (San Fierro). En otras palabras, hacer un recorrido por la historia de GTA equivale a hojear un panfleto turístico de Estados Unidos, y pese a las bienintencionadas sugerencias de algunos, éste difícilmente podrá detenerse en un lugar como Portland ―no porque carezca de tiendas de autos, antros de mala muerte o expendios de armas, sino sencillamente porque no es icónica―. O qué, ¿cuándo piensas en Estados Unidos, lo primero que cruza por tu mente es Portland? Probablemente no.
Queda claro entonces que Rockstar persigue, con cada GTA, la majestuosidad y el deterioro de las grandes capitales de Norteamérica. Lugares simbólicos donde vanguardia y corrupción conviven todos los días. Por eso nunca se ha visto ni se verá un GTA Toronto. Al margen de que está en Canadá, es una ciudad excesivamente perfecta para los estándares de Rockstar, mientras que otras, como la mencionada Portland, carecen de referentes reconocibles.
Estoy seguro de que no fui el único que, antes del anuncio formal de GTA V, consideró Nueva Orleans como alternativa viable para la secuela. Quizá carece del glamur de otras ciudades, pero aporta algo de lo que las demás urbes carecen: tradición. Nueva Orleans goza de una herencia cultural sobresaliente y, por lo mismo, tiene también un lado oscuro seductor, lo que es acentuado por condiciones geográficas poco comunes. En pocas palabras, es una metrópolis vieja rodeada por pantanos. Y por elementos emblemáticos no para: tiene el barrio francés, la catedral de San Luis, el río Mississippi, el Royal Café, Mardi Gras, el Jazz y hasta el condenado Superdome. Mafia III dio al clavo, y aunque resulte difícil imaginarse a los hermanos Houser llorando ahora que son archi-recontra millonarios, de que les ganaron una buena idea, se las ganaron y punto.
Con lo anterior no implico que Mafia III será mejor que GTA V ni mucho menos; hablo únicamente de locaciones, y tampoco es el fin del mundo. Es decir, si al final se lo propone, Rockstar puede hacer caso omiso, repetir Nuevo Orleans y mandar al diablo cualquier opinión ―con 54 millones de copias de GTA V vendidas, el estudio seguramente tiene completa libertad para hacer lo que le venga en gana―. Después de todo, sus estándares de calidad seguramente darán para un juego celestial y superior en todo sentido a cualquiera de sus competidores, PERO ya no serán los primeros y aparecerá el típico: "¡Ah, se lo copiaron a Mafia!".
La otra opción es que Rockstar, de nueva cuenta, haga oídos sordos, y revisite Liberty City o Vice City como lo hizo con Los Santos, cayendo así en una espiral de repetición generacional, donde con cada nueva camada de sistemas, reinvente una urbe ya conocida aunque con mejores gráficos. ¿Aburrido? Quizá. Pero Rockstar siempre le da la vuelta a los problemas y termina por sorprender a propios y extraños. En todo caso y, de no haber otra alternativa, quizá Las Venturas sería la opción más atractiva.
Dicho lo anterior, Estados Unidos todavía no está completamente estéril (sí, dije estéril) para efectos de espacios inspiradores. Cada vez existen menos, pero los hay. Boston, Seattle, Washington D.C. y Chicago son los últimos lugares factibles para hospedar un eventual Grand Theft Auto VI ―a menos que te ilusione una especie de GTA VI: Montana―. Chicago sirvió de lienzo para Watch_Dogs, y los alrededores de San Fierro tenían un aire que nos recordaba a Seattle, pero Washington D.C. reúne condiciones de historia y escala compatibles con los principios de la saga, y gracias a varias películas, Boston hoy es sinónimo de bandas de asaltabancos y mafiosos a la Mystic River o The Town. Sin mencionar que comparte con Nueva Orleans el bagaje cultural que sólo las ciudades que fueron colonia pueden ofrecer.
Sin embargo, el planteamiento permanece: que Rockstar esté empecinado con quedarse dentro de Estados Unidos, poco a poco demuestra ser una decisión contraproducente. Esta vez fue Nueva Orleans, pero si en un par de meses anuncian Watch_Dogs 2 situado en Washington D.C. ―por poner un ejemplo―, quizá los hermanos Houser reconsideren su decisión de arrinconarse en un solo país y vean otra vez a Inglaterra y Latinoamérica como regiones viables; después de todo, GTA nació en Londres y lo políticamente correcto jamás ha sido prioridad para Rockstar.
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