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Es oficial. A través de un tweet del representante de relaciones públicas de Razer, Will Powers, se ha dado a conocer que la Asociación de Software Electrónico o ESA por sus siglas en inglés, ha decidido cancelar el E3 2022 tanto en su modalidad presencial como virtual. El contenido del correo ha sido verificado independientemente por el sitio IGN. La ESA confirmó sus planes de descartar el E3 después de que el evento del 2020 se canceló debido a la pandemia del COVID-19, y de que el evento del 2021 fuera totalmente digital. La cancelación del evento estaba en el aire, pues en enero se canceló la posibilidad de un evento presencial y la ESA no hizo ninguna mención sobre su equivalente digital. Así que sí, es oficial, no habrá E3 de ningún tipo este año.
De acuerdo con fuentes periodísticas, las discusiones sobre el E3 alcanzaron un punto muerto a lo largo del año, y las compañías fueron sorprendidas por el silencio de la ESA sobre el evento. En su lugar, la compañía parece tener en mente reagrupar sus fuerzas y lanzar un retorno en 2023. Ahora bien, más allá de la información, cabe preguntarnos: ¿por qué? ¿qué pasó con E3 y la ESA a lo largo de los años? Naturalmente, para cualquiera que esté bien informado sobre la historia de esta convención, esta información no le resultará sorprendente.
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E3 ha decaído a lo largo de los años. La realización de una gran y cara convención en medio de Los Ángeles, con precios inflados tanto para los asistentes como para los expositores, ha supuesto un tremendo esfuerzo que no se ha visto recompensado por resultados para las compañías. La incomodidad de tener información, crear stands, dar entrevistas, todo amenazado por filtraciones maliciosas y posible robo de prototipos, se ha convertido más en una obligación que en algo aceptado de buen grado. A lo largo de los años surgieron voces disidentes. Nintendo canceló la conferencia tradicional en 2013, aunque no la presencia en piso, esto debido, explícitamente, a que la compañía quería tener el control total sobre su manejo de la información.
La segunda compañía en ausentarse del E3 fue Sony en 2019. Los problemas son los mismos: las conferencias de prensa iban de mal en peor, sin que realmente crearan más hype o simpatía por la compañía. Otras compañías de enorme importancia abandonaron el evento o nunca estuvieron involucradas en primer lugar: Valve, Blizzard, Rockstar Games y Activision encontraron modos de anunciar sus propios juegos sin ser rehenes de la ESA.
Lo cierto es que el momento del E3 ya pasó: el hype del anuncio de Metal Gear Solid, el prototipo nunca creado de un Zelda realista, la introducción de Reggie, y tantos otros momentos, ya son memorias muy lejanas. Pero la verdadera sentencia de muerte del E3 tiene que ver con el tema que ya habíamos hablado: el ciclo industrial. El verdadero ecosistema del E3 son las compañías medianas: Konami, SEGA, o las decenas de compañías japonesas que año con año estaban valientemente en sus salas de exhibición, como Natsume. Con la centralización propia de la consolidación de mercados y la emergencia de los indies, que pueden producir excelentes juegos pero no pagar por caras exposiciones, la idea de un festival de pequeños productores resulta cada vez menos viable.
¿Esta es la muerte del E3? Es un tanto probable. La posibilidad de un evento de este tipo en un mundo post pandémico, en el que las grandes compañías prefieren controlar sus propios eventos y publicidad, y en el que tenemos un ciclo de noticias 24/7 que no necesita de grandes anuncios, los cuales encima son filtrados a cada momento, firman la sentencia de muerte de lo que fue el mayor evento de los videojuegos. Quizás E3 vuelva, pero te lo aseguramos, nunca volverá a ser lo mismo.
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