Conspiracion del caos.

Prologo:
rondaban las ocho de la noche, con una temperatura de 38° celcius según el noticiero local, Arturo de la Rosa el candidato a la presidencia por parte de el partido de “izquierda” había terminado un emotivo discurso político, el cual ya fuera de corazón o un mero movimiento político había enardecido el alma de aquellos que tuvieron la suerte de escucharlo, el sudor marcado en su ropa incluso le había ayudado a acrecentar su imagen como hombre del pueblo.
Y así en medio de los típicos saludos políticos a todo el mundo, el candidato, salio del auditorio escolar que a falta de una plaza mayor en aquel pueblo fronterizo había sido sede de este movimiento.
Se alejo un poco de la multitud y subió a una lujosa pero pequeña limusina que su partido le había concedido, sentado en el asiento de en medio del vehículo con un pañuelo se seco el sudor de la frente y le dio una seña al conductor de que acelerara.
Pero que calor tan infernal, no se como lo aguanta la gente.-Expreso Arturo en medio de quejas guturales.
-dímelo a mi, he estado aquí esperándote cerca de dos horas y para acabarla el aire acondicionado dejo de funcionar desde que llegamos a este infierno.- esbozo una pequeña sonrisa,- entonces... “señor” a donde nos dirigimos .- dijo en tono sarcástico, pues la verdad era que Marco, el conductor y Arturo eran amigos desde el jardín de infancia, donde juntos le planeaban tretas para la maestra en turno, cosa que no cambio mucho ya en el bachillerato, solo que este caso las tretas no eran tan inocentes, y las maestras ya no eran las victimas,
varias veces fueron castigados, e incluso suspendidos, por andar “observando el panorama” en el baño de las damas.Pero finalmente sus caminos se separaron cuando ingresaron a la universidad, cuando Arturo decidió estudiar negocios internacionales mientras que Marco, comunicaciones, en un principio Marco había conseguido un cargo importante en una cadena internacional de entretenimiento por radio y televisión pero por asares del destino y una pésima administración, (sin contar con la inmensa corrupción que aun azota al país) la cadena cerro de golpe, terminando de manera trágica con el suicidio de el dueño de la compañía y la automática perdida masiva de empleo, entre ellos Marco. Arturo, al enterarse se puso en contacto con su buen amigo y le presto una cuantiosa suma de dinero para que se recuperara y pudiera llevarla hasta que consiguiera un nuevo empleo, pero eso no paso, a los pocos meses Marco ya no le quedaba dinero y le había sido imposible volver a encontrar un trabajo que valiera la pena, y con el rabo entre las patas de nuevo recurrió a Arturo el cual ya poseía un buen nivel en su partido y aprecio de las masas, le prometió conseguirle un puesto hasta cierto punto decente en su partido, pero fallo estrepitosamente, nadie le pudo conseguir un trabajo en que aplicara su habilidades profesionales, y para su deshonra lo único que pudo conseguir fue su trabajo actual el de chófer en una agencia de trabajo enfrente se su casa, y así, por una tremenda coincidencia había terminado como chófer de su viejo amigo, (juro que solo trabajaría en eso lo suficiente como para pagar su deuda, ya lleva diez años en ello. Arturo hacia tiempo que le había perdonado pero Marco seguía terco a pagar).
Al aeropuerto, creo que entre mas pronto salgamos de aquí mejor para nosotros.-
amen por eso-. Marco acelero la limusina y tomo la “intersección progreso” a la derecha por un camino curvo que después, cruzo un puente entre un par de cerros, Arturo comenzó a dormirse, por el balanceo de la limusina como si fuera una mecedora, el rugir de las llantas por la fricción con el asfalto como una canción de cuna y la paz de una carretera vaciá.
De golpe, Arturo salio de su aletargamiento, al sentir un duro golpe en la espina, el cual había sido causado, al pasar la limusina por un enorme bache en medio del camino. Mientras se sobaba la espalda miro la cara de su viejo amigo, y noto que algo le preocupaba.
¿que sucede?- pregunto Arturo acomodándose en el asiento.
Creo que alguien nos sigue- dijo tratando de mantener la calma.-la ford que viene detrás la veo desde que saliste del auditorio.- Arturo miro por la ventana trasera, era una Ford Lobo de color rojo que estaba a unos 30 metros de distancia.
¿Eso creés?, seguramente también van al aeropuerto. -.Marco lo medito un poco.
No, no creo,- miro ambos retrovisores -¡ya se! - Arturo miro con confusión a Marco, y sin previo aviso acelero, y sin retraso alguno la camioneta también, incluso a mayor velocidad que la limusina,
¡carajo!- grito Arturo al ver que Marco había acertado.
Poco a poco la Ford fue acortando distancia entre ellos, Arturo mientras miraba a la camioneta saco su celular para marcar el numero de emergencias, pero vio con desolación que su celular no tenia cobertura.
¡carajo!,¡carajo!-gritaba Marco a todo pulmón, vertiginosamente, la camioneta se había acercado a una distancia peligrosa, hasta que. Arturo se fue de bruces contra el asiento adyacente, por culpa de un fuerte impacto en la cajuela de la limusina. El volante comenzó girar con gran velocidad hacia la derecha, justo en dirección de un enorme muro de contención, y por reflejo, Marco viro en sentido contrario, el viejo newton les había jugado una buena, la inercia, había catapultado la limusina por encima de la valla de seguridad justo al borde del barranco cayendo durante unos segundos.
Toda la vida de Arturo comenzó a cursar frente a sus ojos desde lo mas banal, como las 10 rebanadas de pizza que había logrado comer en el día después del ultimo examen que haría en el bachillerato ese 4 de junio de 1977 que le había provocado tantas horas en el retrete, hasta lo mas glorioso. Pero sobretodo recordaba el día que conoció a Julia, ese 23 de abril de 1980 en medio de una plaza comercial, donde ella trabajaba como cajera en una de tantas tiendas. Por desgracia ella había muerto
algunos años atrás el 22 de diciembre de 1989 por culpa de una leucemia fulminante. A pesar de todo el dinero que había logrado hasta entonces, todo el poder, a pesar de todo el amor que sentía por ella no pudo hacer nada salvo verla morir en sus brazos. Solo desde entonces se había dedicado todo su tiempo al trabajo solo así podía quitarla de su mente, mantener alejado almenos por un tiempo el dolor que le causaba su soledad.
Un estruendo sacudió las entrañas de Arturo, el cual sentía un tremendo dolor en abdomen, y un liquido tibio resbalaba de su nariz. A lo lejos escuchaba los gritos agónicos de Marco, cada vez mas distantes, cada vez mas débiles hasta que por fin callo. Confundido, por el golpe busco la manija de la puerta. estaba sumamente mareado y no lograba coordinar sus movimientos, pero después de un tiempo logro abrir la puerta, inmediatamente se precipito contra el suelo. Poco a poco sentía que perdía conciencia, y con sus ultimo esfuerzo levanto la vista al cielo, y ahí mirándolo una obscura sombra, lo miraba con una penetrante mirada de desprecio, de su bolsillo izquierdo saco un teléfono móvil y comenzó a hablar. Necesito una ambulancia, hubo un accidente 38 kilómetros al este de la intersección Progreso, hay dos heridos, gracias-. Colgó. Maldito hijo de perra mas te vale que no te mueras, aun no me han pagado y esto no era parte del trabajo, mierdesilla de conductor te has conseguido menudo cabrón.
La voz poco a poco se iba perdiendo en el limbo sonando como un susurro mas del viento, la obscuridad lo rodeaba absorbiéndolo con rapidez,
Arturo- susurro una voz, era Julia, Julia le hablaba, había venido por el, una sensación de tibieza en los labios, y después nada.