A pesar de que para muchos Disney podría parecer nada más que una compañía “perversa” en aras de dominar el mundo al hacerse dueña de las cosas que queremos e importan (véase LucasFilm y Marvel), para poder degenerarlas mediante una “Disneyficación”, la verdad es que, aún a pesar de todo, Disney ha sido una parte fundamental en el ámbito del entretenimiento desde hace más de medio siglo; creando clásicos atemporales como Blancanieves, La Cenicienta, La Sirenita, La Bella y la Bestia, El Rey León, etc., a la vez que también lograba situar en una posición relevante a la animación en un mundo que lo consideraba (y lamentablemente aún lo hace en parte) como entretenimiento exclusivamente infantil, por la idea de ser contenido de carácter vacío, irrelevante y efímero.
Todos ellos están equivocados.
Y verán, mientras hoy puedo decir esto con certeza, la verdad es que antes de esta racha de buenas películas animadas que ha ido teniendo Disney Animation a lo largo de los últimos años, ajenas al trabajo de Pixar, yo prácticamente ya había perdido la esperanza en un resurgimiento cual ave fénix que nos pudiera traer de vuelta a alguna de sus increíbles y mágicas producciones con las que ya había tenido acostumbrado al público en el pasado. Resignado estaba con conformarme a esperar cada año la correspondiente producción de Pixar (ojo, no lo digo en el mal sentido, me encanta Pixar, pero ese no es el punto).
Al menos eso fue hasta que por fin, después de literalmente años de espera, Walt Disney Animation Studios resurgió, y de qué forma. Primero con Tangled, después con Wreck-it-Ralph y más recientemente con el increíble Frozen.
Pero, ¿a qué se debe este resurgimiento?
Muy probablemente esto sea gracias a que desde la fusión de Pixar con Disney, parte del talento Pixar se ha ido trasladando a los estudios de animación de Disney, dándole así la bocanada de aire fresco y nueva dirección que de verdad le hacía ya falta.
Así todo el trabajo de Disney ha ido como en una escalera ascendente, en la que, de verdad, pareciera que el cielo es el límite.
Primero, nos sorprendieron con Tangled y su muy animada (já) y creativa manera de volver a contar la muchas veces ya contada historia de Rapunzel, llena de risas y un muy buen Soundtrack.
Después, con Wreck-it-Ralph, exploraron nuevos horizontes al adentrarse en la historia de un “villano” en un videojuego; una historia que además, venía plagada de referencias a la cultura de los videojuegos y que, indudablemente, hizo sonreír a más de uno y a la gente como yo.
Y es así como finalmente llegamos a Frozen, la más reciente (y mejor en muchísimo tiempo en mi opinión) película de Walt Disney Animation Studios. Que, por una u otra razón, no tuve la oportunidad de disfrutar en el cine (como debía ser) sino hasta hace poco en mi casa.
Cómo me arrepiento de eso.
Frozen nos narra la historia de dos hermanas: Elsa y Anna; hijas del Rey y la Reina de Arandelle, de las cuales, Elsa, además de resultar ser la mayor y heredera al tronno, nació con magia en su interior. Un poder que le permite crear nieve y congelar su entorno a su antojo. Un poder que, a pesar de su belleza, después de haber lastimado accidentalmente a su hermana menor mientras jugaban juntas, deberá aprenderá controlar. Para lo cual, sus padres deciden aislarla lo más posible de las personas y del mundo exterior en general, al menos hasta que aprenda a controlar su poder para que nadie más se entere de ello, ni siquiera su hermana Anna.
Y como el tiempo y los años no pasan en vano, Elsa y Anna continúan creciendo, mientras que, a raíz del miedo que Elsa tiene de que pudiera llegar a lastimar a su hermana, su relación no hace más que deteriorarse. Y de repente, la muerte se mete en sus vidas, llevándose a sus preciados padres, muertos en un accidente de barco, dejándolas solas en el mundo.
Los años siguen pasado, hasta que llega el día de la coronación de Elsa, pues finalmente ha alcanzado la mayoría de edad. A pesar de esto, no puede evitar sentirse agobiada pues, por primera vez en mucho tiempo, las puertas del castillo estarán abiertas y, a la vista de todos, no podrá hacer más que aparentar ser normal y terminar el día de la mejor manera posible.
Mientras tanto, Anna, a diferencia de Elsa, se encentra muy entusiasmada: por primera vez para ella no estará sola y tal vez, sólo tal vez, pudiera llegar a encontrar el amor.
¿Qué pasará a partir de aquí? ¿Logrará Elsa mantener encerrado su secreto? ¿Anna encontrará el amor? ¿Por qué estoy haciendo tantas preguntas?
Pues bueno, supongo que ya la mayoría debió de haber visto la película, sin embargo, no hablaré más por aquel despistado (como yo) que aún no la ha visto y lo hará apenas (en serio, háganlo).
Lo que me encantó de este filme es la manera en la que trata una historia que en un principio podría parecer predecible, pero aún así, logra cambiarla y darle tantos giros argumentales que, en verdad, al final ya no estaba seguro de lo que iba a pasar.
Aunado a esto, a pesar de que yo nunca he sido fan de los musicales, la historia se va narrando a la vez de que se van incluyendo diferentes canciones, cada una de ellas tan buena, incluso las que evidentemente son de relleno, que simplemente no pude evitar sentirme feliz y sonreír.
Al final, supongo que la magia de Disney radica en la manera en la que es capaz de hacernos sentir como niños pequeños otra vez.
Frozen ya se ha vuelto una de mis películas favoritas de Disney y de verdad recomiendo a todo aquel que aún no la ha visto, o que ya perdió la fe en el trabajo de Disney, a que al menos le den una oportunidad. Seguro que, si no les llega a encantar tanto como a mi, al menos van a pasar un buen rato.
Adultez gamer.
por Kingcool {"src_avatar":"https:\/\/cl2.buscafs.com\/www.levelup.com\/public\/uploads\/images\/34118\/34118_64x64.jpg","nickname":"Kingcool","user_name":"Mario B","user_link":"\/usuario\/Kingcool","posts":3613,"theme":"default","cover":false,"status":true}
|
Comentarios
Mejores
Nuevos