Hace un par de días leí un artículo sumamente interesante (abajo dejaré el enlace), de esos que te hacen pensar y reflexionar sobre el progreso de la humanidad relacionado con la ciencia y la religión, y es que contrario a lo que muchos creen de que la ciencia es el elixir perfecto para llevarnos a la gloria y crear el paraíso perfecto en completa armonía lo cierto es que ésta carece de moral y mal empleada puede crear las mayores atrocidades aunado a que tiene muchas similitudes con la religión cristiana.
Jhon Gray hace una crítica aguda sobre el optimismo del ateísmo de nuestros tiempos y pone en retrospectiva algunos temas históricos desde el Nazismo o los regímenes totalitarios del comunismo por Stalin, el regímen de Mao Zedong entre otros casos históricos para reforzar su opinión pero antes de adentrarnos al pensamiento de este señor contextualizaré ligeramente algunos detalles históricos.
No es secreto que hubo un tiempo donde un grupo nutrido de intelectuales creyeron que tenían la fórmula perfecta para emanciparnos de la oscuridad y alumbrarnos gradualmente por medio de la luz del conocimiento haciendo que la historia de la humanidad estuviera destinada a un bien mayor, en cierto modo asesinaron a Dios y sustituyeron las religiones a una especie de nueva fe pero no hacia santos o paraísos, sino al racionalismo humano. Esta era de efervescencia llena de optimismo en mentada cúpula de intelectuales gran parte gestada de la Europa occidental del siglo XVlll conocida popularmente como “el siglo de las luces” movimiento cultural que se iba gestando desde el siglo XVll en la famosa revolución científica iniciada por Galileo Galilei entre otros donde fundaron lo que sería la ciencia moderna, y echaron para abajo gran parte del pensamiento aristotélico que era el sostén del intelectualismo medieval para posteriormente esto se convirtiera en el movimiento cultural de la ilustración a la finalmente sería el siglo de las luces (la revolución francesa como un hecho histórico representativo de esa era y que forjó inspiración en la independencia de América)
Toda esta corriente intelectual procreó al liberalismo y a su vez proliferó la idea del ateísmo aunado a un optimismo de que eventualmente las religiones estaban destinadas a desaparecer. Jhon Gray ataca este optimismo ilusorio pues desde su punto de vista gran parte de los movimientos intelectuales repitieron un patrón similar a la religión cristiana. Por ejemplo él pone en retrospectiva las mayores desgracias del siglo XX (la primera y segunda guerra mundial o el comunismo de la URSS y sus consecuencias) Aborda que muchas de estas ideas fueron simplemente fe y en su convicción férrea por imponerlas crearon sistemas totalitarios.
Nos habla de como teorías construidas por intelectuales ateos tiene similitudes con la religión cristiana pues en cierto modo nuestra cultura está muy influenciada con la religión judeo-cristiana como el hecho de creer que la ciencia está destinada al progreso más que una teoría es un simple arrojo de fe, pues como él nos expone en su artículo con ejemplos nos demuestra que no necesariamente debe ser así. En cierto modo da a entender que cualquier extremismo es malo aún en la ciencia o teorías intelectuales; muestra de ello es el Marxismo que se diseñó para planes loables pero llevado al extremismo y convirtiéndolo en una especie de fe creó desgracias.
En este sentido él se queja de cómo los intelectuales ateístas les atribuyen todos los problemas exclusivamente a la religión pero a su vez dejan de lado los problemas causados por la fe ciega de la ciencia y las teorías intelectuales sociales que han originado en la historia. Jhon Gray no es que venga a defender a la religión y mucho menos que ataque despectivamente al racionalismo humano, mejor dicho nos viene a prevenir que no tenemos un futuro asegurado y podemos destruirnos en cualquier momento si nos planteamos mal y vamos por vías extremistas. En cierto modo pone en su lugar a la efervescencia intelectual y por el otro lado entrega ese tono de humildad y ser cuidadosos con las posturas que iremos optando siendo en este caso más críticos y cautelosos con nuestras ideas.
