Esta semana
por fin llegamos al postre, a la última rebanada del pastel, la que tiene la
cereza encima. Veinticuatro de diciembre, Noche Buena. La familia se reúne, las
botellas se descorchan, los regalos se abren y nosotros sufrimos. Y es que a
pesar de que pienses en esta fecha durante meses y meses, es inevitable que algo
salga mal, que tu presión sanguínea suba y tu paciencia baje. Pero no te preocupes,
así como en semanas pasadas tu servidor te aconsejó cómo salir airoso de
las posadas y de la temporada navideña en general, en esta ocasión vengo a
aconsejarte sobre la mejor manera de mantenerte sano y cuerdo este veinticuatro
de diciembre.
Cómo
sobrevivir la Noche Buena
sin quedarte calvo/a (también sucede, eh) en el intento:
- Ya es media tarde y todavía no has comprado tus regalos. Ok, este es el momento para
que te eches a la calle como un maniático y te entregues al desenfreno y a la
desesperación. Si aún así tienes pensado tratar de lograr esta gran hazaña,
mi recomendación es que vayas a la tienda departamental más cercana y
agarres como sidekick a una
dependienta, si lloriqueas un poco y agitas las manos como niña fresa con
lodo en las uñas, podrías asegurarte una mejor disposición. Compra rápido y
aprovecha el sistema de envoltura de regalos, esto te ahorrará bastante
tiempo, sólo asegúrate de que tu fiel aliada haga lo posible para que
envuelvan tus cosas conforme las compras.
- Te han encargado comprar el pan. Esta es una de esas situaciones de las que no hay escape. Alguien tiene que hacerla y quién mejor que tú para sumergirse en el odioso, sucio y antihumano ambiente que se apodera de cualquier panadería abierta este día. Si nunca has sido partícipe de esta peligrosa actividad, seguramente te estás riendo y burlando en este momento, pronto aprenderás. Comprar el pan en Navidad es una tarea rankeada en la cuarta posición en la Lista de actividades más peligrosas que el ser humano puede realizar (escrita por mí, claro), después de Torear el tráfico, Salto BASE y Cepillarle las muelas del juicio a un tiburón blanco. La gente se transforma en depredador sangriento, hambriento de trigo y sus derivados, preparado para arañar, morder y hacer calzón chino a quien se cruce entre él y esa hogaza recién salida del horno. Se recomienda proceder en manada.
- Te piden que enciendas la chimenea. PELIGRO, el gamer promedio no está capacitado para tratar con combustibles y llamas abiertas. Lo peor que puedes hacer es atascar la chimenea con los Boletines judiciales atrasados que guardas bajo el escritorio y proceder a rociarlos con tanto combustible como para patrocinar una fecha del Serial del ¼ de milla. En la historia navideña de mi familia hemos visto llegar de emergencia varios camiones de bomberos; entre la chimenea y las luces de bengala que aterrizaban misteriosamente en el terreno baldío trasero, nos volvimos clientes frecuentes, creo que hasta nos daban monedero electrónico. Buenos tiempos.
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