A nadie sorprende que el survival horror haya perdido su esplendor si sus más icónicos exponentes han sustituido el terror por el ímpetu de la acción, y en consecuencia tampoco asombra que Silent Hill y Resident Evil cayeran de la gracia de muchos fans. Según Tomm Haulett, productor de Silent Hill: Downpour, lo que hace falta para revivir al género es ignorar la tendencia de acción para enfocarse en mejorar el diseño de horror, práctica a la que recurrió su estudio y que debería ser ejemplo para otros.
En opinión de Haulett, los survival horror triunfaron en sus inicios por mera suerte, pues control deficiente, cámara confusa y demás características mal diseñadas se convirtieron en elementos clave del género, sin embargo, mecánicas torpes no podían permanecer intactas por siempre, por lo que todo mundo se dio a la tarea de corregir los defectos del combate, resultando en juegos de acción con monstruos espeluznantes. Por lo anterior, Haulett considera que si el género ha de sobrevivir, necesita de cuidadoso diseño para crear las experiencias más envolventes, y aunque no es fácil vender un diseño atemorizante, hay mucho margen para que el ingenio dé con buenas propuestas de terror psicológico.
El productor argumenta que Downpour se benefició con este pensamiento, al ostentar un ritmo tenso con menos momentos predecibles que el promedio, y que esa es la dirección que debe tomar el género, pues sólo si se presenta una experiencia de tensión que fluya naturalmente, y después se orquestan cuidadosamente sustos prediseñados, tendremos juegos de terror verdaderamente memorables.
La postura resulta irónica cuando Silent Hill: Book of Memories tomará el camino de la acción y el juego cooperativo, aunque bajo una luz completamente distinta, es interesante que la tradición principal de Silent Hill se intente apegar a la esencia del terror, mientras Capcom ha expresado la poca rentabilidad del esquema clásico del survival horror para Resident Evil.
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