De tiempo en tiempo, el legendario desarrollador Shigeru Miyamoto ofrece no sólo intuiciones útiles sobre la historia y el diseño de los videojuegos, sino también declaraciones altamente divisivas y polémicas. La última ocurrió cuando el visionario aseguró que, en su opinión, los videojugadores japoneses no están dispuestos a afrontar los niveles de dificultad de los títulos occidentales de acción.
Los comentarios de Miyamoto se dieron en el marco de la discusión de la caída de la popularidad de los juegos de acción en Japón: "He desarrollado juegos de acción durante 30 años y pienso que hay una diferencia evidente entre su caída en popularidad en Japón y su aceptación en Estados Unidos de América. El asunto es que los japoneses que no quieren vencer la dificultad de un título de acción no desean jugarlos más."
Las fuertes declaraciones de Miyamoto provocaron reacciones encontradas en el público japonés; algunos emitieron los siguientes comentarios: "Sí, claro, todo es culpa de los japoneses.", "Nintendo, si has declinado, es por tus infinitos remakes.", "Supongo que los juegos sociales pay to win serán el futuro.", "¿Quién quiere jugar un título en el que aterrizar mal por un pixel significa la muerte?", "Ahora las cosas están divididas entre miles de casuales y un puñado de hardcores, no puedes darle gusto a todos.", "Los gamers hemos envejecido y ya no tenemos tiempo para los retos verdaderos.", "Antes, los juegos occidentales eran muy difíciles. Luego los volvieron para tontos y vendieron más.", "Si los japoneses somos pusilánimes, entonces ¿por qué Monster Hunter y Dark Souls son populares? ¿No se quejan los occidentales de esos juegos?", "Los juegos deberían ser divertidos, no un acto de mortificación."
Sin duda, la historia de la dificultad en los videojuegos ha dado pie a enormes malentendidos culturales en ambos lados del Pacífico. Por un lado, los videojugadores occidentales ven a los japoneses como los dioses del arcade, con géneros imposibles, como el danmaku. Por el otro, no es posible negar que ciertos juegos como Battletoads o Ninja Gaiden III aparecieron con una dificultad disminuida en Japón porque se percibía que los jugadores occidentales preferían más reto. Probablemente, el malentendido de Miyamoto se deba a cierto tipo de títulos de acción que ya no interesan a los japoneses y no a la totalidad del mercado nipón, en el que, al igual que en Occidente, algunos ultracore siguen llevando el reto a los máximos límites. Compañero lector, ¿qué opinas sobre esta polémica?
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