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Una niña y su caña de pescar en un extraño pero adorable mundo inundado por el mar donde lápices y gomas de borrar gigantes están incrustadas por doquier y puedes balancearte alegremente por las paredes como si fueras una versión kawaii de Bionic Commando... debe ser otro fácil desafío para un power gamer como tú, ¿no? Error: bienvenido a Umihara Kawase, una serie clásica y venerada en Japón que sigue siendo muy poco conocida en Occidente, y que gracias a excelentes pero rudas mecánicas pondrá a prueba tu habilidad con el control, imaginación e ingenio para encontrar muchas de las imposibles salidas de este juego hecho para romperte las manos sin por ello dejar de ser divertido.
Como si de Dark Souls se tratara, el lore de Umihara Kawase es un completo misterio. Nadie sabe por qué esta chica, que algunos suponen es una chef de sushi, quedó atrapada en un extraño mundo parecido al que pintan los profetas del calentamiento global. Creado por Kiyoshi Sakai, miembro fundador del pequeño estudio Indie Agatsuma Entertainment, el juego original de la franquicia apareció en 1994 para Super Nintendo, y desde entonces se volvió un hit de culto por su peculiar movilidad que en manos de un jugador profesional se convierte en magia. Sakai dirigiría las siguientes entregas de la saga, como Umihara Kawase: Shun para PlayStation y su reedición para DS, Kanzenban. Esta tercera entrega, la despedida de la saga, cuenta con el equipo original de Agatsuma Entertainment y con algunas pequeñas diferencias para mantener frescas las cosas.
El núcleo de Umihara Kawase está en la elástica caña de pescar de nuestra protagonista, que le permite engancharse a casi cualquier superficie y utilizar el impulso generado al contraerla para impulsarse y sortear toda clase de obstáculos y abismos y llegar a las ansiadas puertas que concluyen cada nivel. Esta mecánica, sin embargo, es mucho más compleja que la de juegos como Bionic Comando o Super Metroid, en los que los ganchos adheribles funcionan de manera simplona y rígida. En su lugar, la caña de Umihara es elástica y tiene un complejo sistema de física para simular toda clase de rebotes, lanzamientos y demás. Este no es el juego donde apuntas en una diagonal y un gancho retráctil (más bien mágico) te lleva a donde quieres ir: tienes que estirar y contraer tu línea de pesca para obtener el suficiente impulso, además de que incluso el balanceo no opera por simple acción pendular, sino que debes controlar la contracción de tu línea para alcanzar el suficiente impulso para brincar al otro lado.
Un sistema muy, muy complejo y dinámico
El resultado es un sistema muy, muy complejo y dinámico, que requiere tanto inteligencia como habilidad con el control y en el que escalar una simple pared es una hazaña que te hará sentir prácticamente como un montañista. Además, la caña no sólo sirve para subir... por ejemplo, si la anclas a tus pies puedes usarla para descender de manera segura o crear impulso para alcanzar más y más lugares... Realmente, todo el juego está hecho en torno a esta mecánica de líneas elásticas pero su dificultad y precisión no sólo requiere habilidad para encontrar lo obvio sino una verdadera inteligencia para hallar los ángulos e impulsos para llegar adónde deseas. En el fondo, Umihara Kawase es un juego de mecánicas duras, en el que no hay nada del sentido falso de logro gratuito que presentan tantos otros plataformeros "hardcore" del mercado.
Por supuesto, el mundo de Umihara está lleno de peligros (picos, pescados asesinos, plataformas de hielo resbaladizo) y también de objetos dinámicos con los que es posible llegar a otros lugares: bandas sinfín, plataformas móviles, escaleras, lonas sobre las que puedes rebotar y un largo etcétera. Con estos elementos tan simples, Umihara Kawase logró crear una franquicia de culto para los fanáticos japoneses, pues la habilidad de un verdadero maestro speedrunner de la caña de pescar puede crear resultados fenomenales.
Umihara Kawase es recordado por su dura dificultad y esta entrega no es la excepción. Por ejemplo, el juego tradicionalmente tiene varios finales falsos y uno verdadero: en los viejos tiempos, había que terminar todo de una sentada y en un límite de tiempo, evitando las puertas falsas que te podían llevar al final falso e incluso retrocederte algunas escenas. En los tiempos actuales lo que tienes es una progresión más benevolente pero igual de dura con el n00b (en este caso, yo): ingenuamente elegí las rutas más fáciles y el juego acabó apenas en 10 escenas, como burlándose de mi. Sólo fue hasta que aprendí a hacer movimientos más complicados que descubrí la segunda ruta. Aunque intuitivos y lógicos, dichas soluciones no son obvias a la vista, y el juego exige algo de destreza mental y no sólo de reflejos para poder terminarlo.
Además de los niveles de plataformas puras, cada cierto tiempo habrá jefes bastante difíciles para Umihara, que probarán esa habilidad que todo pescador tiene: bait & switch, para acabar con gigantescos ejemplares que parecen salidos de una pescadería japonesa. Ser lo bastante hábil para pasar del simple nivel 10 al 11 es una proeza, y el resto son cada vez más complejos. Sin embargo, el enemigo es sólo un simple obstáculo ocasional, sin protagonismo: el verdadero reto son los saltos y la física en este auténtico juego de acróbatas.
En cuanto a extras, el juego tiene algunas opciones nuevas para refrescar las cosas. Puedes elegir 4 personajes: Umihara, Umihara chibi, su amiga de la infancia Emiko, y una supuesta descendiente suya del futuro, Nokko, que tiene poderes para retroceder el tiempo. El juego también incluye galerías, música y otros desbloqueables vía la recolección de mochilas perdidas en los niveles, además de controles personalizados (para PC, tiene el acierto de reconocer más controles que el de Xbox 360) y un detallado menú de opciones. Por último, el juego parece tener proclividad a burlarse de los novatos, ya que incluye en todos los niveles el número de muertes vs. el número de compleciones, y es triste ver esas proporciones de 30 a 1 cuando eres casual.
El único problema del juego, en su versión de Steam, son los gráficos. La versión de PS Vita/3DS simplemente es ofrecida en mayor resolución y no más allá de cierto límite ("pantalla completa" aquí es sólo el juego a 720 centrado con marco negro), lo que hace que no luzca excesivamente bien en tu PC (jugamos la versión de Steam). Sin embargo, el diseño no deja de ser adorable y los fondos han mejorado mucho desde los extraños días de las capturas pixelizadas surrealistas del original. La música es buena, relajante y alegre, aunque deja de ser un factor una vez adentrado en la repetición número 30 de un nivel difícil.
Sayonara Umihara Kawase es prácticamente la primera oportunidad que Occidente ha tenido para probar un juego de culto que marcó época desde la escena proto-indie japonesa y que sin duda es el mejor juego de grappling y física elástica jamás hecho. Se trata de una perla para los conocedores que rara vez había llegado a nuestras manos, pero que, digámoslo así, cuesta trabajo pescar del mar. En fin, una excelente propuesta algo exótica para aquellos que buscan algo más en el ya demasiado convencional y simplón género de plataformas. Recomendado.
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