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The Legend of Zelda es una franquicia legendaria que, a lo largo de la historia, ha inspirado a un montón de títulos. Algunos han sido simples imitadores que pasan con más vergüenza que gloria y otros han logrado tomar esta inspiración para hacer algo que se sostiene por méritos propios.
TUNIC, un juego independiente que fue anunciado en E3 2017 se mostró desde el inicio como un juego con el potencial de alcanzar lo segundo. Sin embargo, varios retrasos y periodos largos de silencio provocaron que hubiera mucha preocupación, ¿sería que este tierno zorrito en verdad alcanzaría las alturas de The Legend of Zelda o se quedaría a la mitad de su camino?
El juego por fin debutó y llegó como una aventura con un montón de puntos positivos. En especial porque no se quedó con las ganas de ser un homenaje a Zelda y ya, sino que se convirtió en una verdadera carta de amor a como fue el gaming en algún momento.
Video relacionado: LO BUENO, LO MALO Y LO MEH! de TUNIC
Una cápsula del tiempo a como era el gaming hace más de 30 años
A simple vista, puede que TUNIC te parezca una carta de amor al primer The Legend of Zelda, y tienes toda la razón. Desde que tomas el control y empiezas a explorar la isla notas que toca muchas de las mismas notas… hasta imaginas a TUNIC como un adolescente con su cuarto lleno de sus posters de Zelda porque es su artista favorito.
Ahora, si este joven TUNIC quiere destacar de verdad es necesario que cumpla con 2 cosas: diversificar sus inspiraciones y aprender a mezclarlas para formar una identidad propia y dejar de ser un simple imitador. Por suerte, Fiji lo entendió y el resultado es que TUNIC es una experiencia que destaca por sí sola para convertirse en un viaje a una época de gaming que dejó de existir hace mucho.
Para entender esto lo primero que tienes que saber es que TUNIC es un juego de exploración desde la médula. Es probable que pienses que tiene un mundo inmenso o que te da la libertad de moverte de un lado a otro como se te antoje, pero no. Es de exploración porque todo está hecho para que vayas conociendo el mundo a tu ritmo y veas como poco a poco el juego se revela frente a tus ojos.
De inicio, te toparás con individuos que hablan un idioma que no entenderás, así como algunos documentos cuyas palabras son incomprensibles. Encontrarás armas y equipamiento sin saber cómo aprovecharlo. Por si fuera poco, tampoco tendrás una ruta clara para seguir y las instrucciones para cumplir tu objetivo serán borrosas, como si las hubieras recibido en un sueño.
Afortunadamente, no estarás solo. En tu camino encontrarás varias páginas de un instructivo, que es el manual del juego. Poco a poco obtendrás detalles importantes como qué hacer; cómo potenciar tus actividades y hasta mapas de diferentes zonas del mundo.
Por todo esto, TUNIC se siente como una máquina del tiempo. En muchos apartados es un juego realmente moderno, tiene gráficos bonitos, sus controles son responsivos y el diseño aprovecha lecciones que ha dejado la historia del gaming. Sin embargo, lo interesante es que te transporta a esa época en la que eras un niño y entendías aventuras épicas sin conocer su idioma porque usabas mecánicas e ilustraciones de un instructivo para saber hacia dónde ir.
Así pues, TUNIC verdaderamente te da la sensación de aventura. Olvídate de que un punto en el mapa te diga hacia dónde ir o que todo resulte extremadamente obvio. En TUNIC te vas a perder y pasarás algunos ratos rascándote la cabeza intentando encontrar el lugar que te dejará avanzar. Sin embargo, si te detienes a escuchar lo que el juego te tiene que decir, los caminos se irán abriendo
Pero no pienses que TUNIC sólo ofrece exploración. Encontrarás enemigos que enfrentarás con un sistema de combate sencillo, pero genuinamente emocionante. En sus cimientos, TUNIC es muy similar a lo que ofrece Zelda en sus entregas 2D: tienes que darle espadazos a los enemigos o atacarlos con magia. Lo que lo hace interesante es que el ritmo de la danza de batalla es diferente al de la saga de Nintendo. Aquí tienes que leer muy bien a los enemigos, esquivar sus ataques y usar tu escudo en los momentos adecuados. El resultado es un combate intenso que ofrece poco espacio para el error.
TUNIC es en verdad una joya de juego. Es de esos títulos que deberían probar todos los entusiastas de la aventura, aunque sea un rato. Sin embargo, está lejos de ser perfecto. De hecho, una de las cosas que consideramos entre sus principales fortalezas puede ser, para muchos, una de sus mayores debilidades. Es más, se trata de la razón por la que pensamos que algunos abandonarán TUNIC casi de inmediato.
Lo que pasa es que TUNIC es un juego que resultará difícil para algunos porque así está diseñado. Que sea tan poco claro con sus objetivos hará que más de uno se desespere por estar dando vueltas en el mapa sin tener idea de qué debe hacer. De este modo, lo que creemos que es el punto más interesante de TUNIC resulta también su verdugo. Eso sí, todos aquellos que se animen a descubrir cada detalle, encontrarán una aventura verdaderamente memorable.
Un punto flaco de TUNIC, pero que no es necesariamente malo, es que el sistema de juego llega a ser poco variado. Por suerte, ninguno de sus elementos se queda más tiempo de lo necesario, pero en realidad sólo ofrece 2 cosas, en cuanto a mecánicas: combates y exploración.
Es claro que está buscando ser como el primer The Legend of Zelda y por eso la decisión de diseño tiene todo el sentido del mundo. Sin embargo, ya que se basa en una serie tan legendaria, ¿por qué no tomar inspiración también de otras de sus entregas?
Sabemos que la respuesta probablemente sea la falta de presupuesto y evitar morder más de lo que puedes masticar. Pero de cualquier manera, nos encantaría que TUNIC tuviera elementos como acertijos para agregar variedad a sus mazmorras, y que así fueran más interesantes. Lo bueno es que sus elementos principales tampoco extienden su estancia de más. Solamente hubiéramos querido ver que llevara sus fronteras jugables a otros horizontes. Ya será para una posible secuela o el próximo proyecto del estudio.
Un viaje a un pasado que ya no existe
En pocas palabras: TUNIC es un deleite. Se trata de esas aventuras independientes que tienen todo para dejar marca y convertirse en uno de esos títulos que todos los entusiastas de la aventura van a recomendar.
Te recordamos que TUNIC está disponible para Game Pass para Xbox y PC. De este modo, si pagas el servicio de suscripción de Microsoft no esperes más y corre a probarlo. No te vas a arrepentir.
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