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La última entrega de la serie de francotiradores y sigilo táctico de Rebellion Developments, Sniper Elite III, continúa la vena de sus predecesores en un nuevo e interesante escenario: el teatro de operaciones del Norte de África durante la Segunda Guerra Mundial. A pesar de sus faltas, su eventual monotonía y sus modestas ambiciones, el juego reposa sobre buenas bases que lo convierten en una opción aceptable para los amantes de la tensión del sharpshooting, además de presentar innegables mejoras en su diseño que con un poco más de esfuerzo e imaginación por parte de Rebellion podrían haber resultado en un título de verdadera altura.
En términos de planteamiento y escenario, Sniper Elite III es una precuela de su predecesor, V2, que tomaba lugar en los días finales de la Segunda Guerra Mundial, durante Batalla de Berlín. En esta ocasión, Rebellion optó por una locación más exótica: las operaciones aliadas en contra del Afrika Korps alemán, uno de los teatros de guerra más interesantes en términos tácticos y operativos de dicho conflicto. En esta ocasión volveremos a tomar el papel del francotirador de elite Karl Fairburne, quien deberá utilizar sus habilidades para obstaculizar lo más posible las ambiciones de las fuerzas italianas y nacionalsocialistas en famosas batallas históricas como Tobruk, Gazala y Gaberún.
En el núcleo de sus mecánicas, Sniper Elite III continúa el compromiso de la franquicia entre sustancia y entretenimiento, al ofrecer las ventajas de ser un francotirador táctico con la flexibilidad de ciertos mecanismos de la vena arcade. Como es de esperar en estos títulos, la mecánica básica integra 2 aspectos: el sigilo necesario para encontrar un buen lugar desde el cual aniquilar a tus objetivos y cambiar tu ubicación conforme sea necesario; y la disciplina, puntería y cálculos mentales necesarios para dar en el blanco a pesar del recoil, el viento y las distancias.
En cuanto a sigilo, tu personaje pasará la mayor parte del tiempo caminando en cuclillas o arrastrándose pecho tierra, navegando entre todo tipo de accidentes de terreno, muros y demás objetos para tener cobertura la mayor parte del tiempo. Ciertos elementos como generadores descompuestos o aviones de reconocimiento sirven para enmudecer tus disparos, pero muchas veces será necesario disparar una vez y cambiar tu ubicación cuanto antes para evitar ser detectado con un segundo tiro. Afortunadamente, y dando un salto evolutivo muy encomiable, el juego se alejó del diseño de pasillos de sus predecesores y adoptó ambientes más abiertos, con 2 entry points tanto en campaña como en multijugador, lo que añade posibilidades estratégicas y da una sensación diferente. Asimismo, el título aprovecha los interesantes escenarios típicos del norte de África: ruinas, zocos, bazares, torres de mezquitas, rocas, celosías, abalorios, velos y balcones en entornos urbanos; barrancas, caminos polvorientos, montañas, matorrales, palmeras, hondonadas, sistemas cavernosos y quebradas solitarias sirven para ambientar los accidentes naturales del Maghreb y otras regiones, mientras que nidos de francotirador, campamentos, tiendas, cajas de suministros, maquinaria de guerra, alambradas, trincheras improvisadas, torres de vigilancia y más ofrecen el sabor militar a los ambientes.
En general, el diseño de entornos y escenarios es acertado al ofrecer interesantes posibilidades al juego del gato y el ratón que definen toda acción de francotiradores. Los binoculares son una herramienta útil para reconocer el terreno y marcar blancos, mientras la cámara funciona bien como espejo de francotirador y se puede modificar con más tipos que en la entrega anterior. Por otra parte, la adecuada ejecución de sonidos ambientales y fisiológicos (latidos de corazón, momentos insight, etc.) no sólo añade inmersión, sino que ofrece posibilidades estratégicas a aquellos que sean lo bastante inteligentes para sacar ventaja del sonido de un disparo en el entorno.
El segundo pilar de Sniper Elite III es, por supuesto, la simulación de francotiradores, y, como mencionamos, contiene fundamentos sólidos que combinan cierto grado de profundidad con mecánicas arcade flexibles y simples. La mira se activa con botón derecho, mientras que la tecla E permite entrar en un modo transitorio de enfoque máximo cuando tu pulso se estabiliza; en settings menos realistas dicho modo indica el punto exacto en que caerá la bala calculando el recoil, mientras que en modos más profesionales carecemos de dicha ayuda. Hay regeneración limitada de salud, aunque en general 1 o 2 disparos del rifle de francotirador representan una muerte segura. Al parecer, Rebellion buscó una balística más convincente mediante pruebas extensivas con rifles Garant y otros para que elementos como las parábolas, las trayectorias y la desviación del viento sean más realistas; en todo caso, el elemento de shooting es satisfactorio. Por otro lado, el gimmick más característico de la franquicia, las muertes X-ray, en las que podemos ver en cámara lenta cuáles órganos y partes de la anatomía enemiga son perforados y fracturados por nuestras balas, regresan con más cámaras, detalles mejorados y la misma sangrienta e inagotable satisfacción de antes. En cuanto a armas y movimientos accesorios, tienes a tu disposición pistolas y granadas, pero son un aspecto muy secundario en la dinámica del juego, salvo en los encuentros a corta distancia en la campaña.
Todo lo anterior quiere decir que el armazón mecánico de Sniper Elite III es sólido, aunque no precisamente estelar; lamentablemente, dichos aspectos positivos están balanceados por una falta más bien crónica de contenido que afecta al juego en la medida en que lo vuelve monótono. La campaña, como ya es tradición en muchos FPS, es una mera formalidad que sirve de entrenamiento al multijugador con muy pocas escenas y un diseño mediano (aunque mejor que el de su predecesor).
Por su parte, el multijugador también resiente una falta de mapas (sólo hay 5) y modos que están destinados a hacer que la experiencia aburra después de relativamente poco tiempo. El modo estelar es, por supuesto, el Deathmatch libre, una cruel guerra de todos contra todos en la que reflejos y posición son los fundamentos. También hay Deathmatch de equipo, el modo Distance King donde el ganador es aquel que logre un tiro de mayor distancia; y la modalidad No Cross, en la que los equipos están colocados en las orillas de un barranco infranqueable, lo que implica ningún contacto entre bandos enemigos y asesinatos exclusivamente a larga distancia. Por último, hay un modo de retos que pueden ser terminados a solas o en equipo, y que van desde oleadas y defensas hasta el peculiar modo Overwatch, en el que una persona maneja los binoculares y otra el rifle para formar un equipo de reconocimiento y asesinato.
En cuanto al sonido, elogiamos la inmersión y el cuidado del mismo, que permite expandir un poco el abanico de tus posibilidades estratégicas; el alemán y el italiano de tus rivales del eje es convincente y agrega un punto a la inmersión de la campaña, aunque a veces su limitada selección de mensajes estereotípicos puede cansar. El aspecto gráfico resulta un poco genérico y mediano: nada demasiado espectacular aún en Ultra, pero al menos el título no es demasiado demandante y corrió bien en la vieja GTX 460 en la que lo probamos.
Sniper Elite III representa una innegable mejora con respecto a sus predecesores y acierta en la evolución a mapas más abiertos y situaciones más complejas en la inagotable tensión y acecho del mundo de francotiradores, pero sufre por muchos aspectos menos logrados: poca variedad, falta de contenido, mapas y modos escasos, monotonía, presentación de segunda mano, fórmulas y soluciones hechas, campaña deficiente y un multijugador que no está destinado a atraer nuestra atención por mucho tiempo. Este conjunto nos obliga a considerar que estamos frente a una producción de mediano nivel sin demasiadas ambiciones. Sin embargo, la entrega hace bien su trabajo: es funcional, divertido, visceral, violento y no le avergüenza ser simplemente un videojuego. Esperemos que un esfuerzo ulterior por parte de Rebellion logre afinar y ajustar definitivamente la serie, que sin duda está destinada a entretener y agradar, pero no a dejar una impresión duradera en nosotros.
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