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El desarrollo de videojuegos ha estado acompañado de grandes simuladores, desde los inmensamente realistas y complejos como Flight Simulator hasta la más casual y sumamente exitosa franquicia The Sims en la que se simula la vida. Sin embargo, un estudio valiente y arriesgado pensó que esos grandes títulos carecían de algo esencial: cabras.
En realidad, Coffee Stain Studios ni siquiera pretendía lanzar un simulador de cabras, pues inicialmente era un ejercicio para que los nuevos integrantes del equipo desarrollaran Sanctum 2, pero éstos decidieron compartir el resultado con amigos por medio de un trailer en Internet. Esto provocó que la gente se volcara en peticiones para convertirlo en un juego real y el estudio respondió a favor de la enorme demanda.
Goat Simulator es un pequeño sandbox que usa el motor Phisyx de Nvidia para dar vida y movimiento a un montón de NPC y objetos que empleas para golpear, lanzar o explotar. Todas estas actividades dan puntos inútiles, pues más allá de un pequeño territorio que recorrerás una y otra vez mientras lo destruyes, no encontrarás nada. Aunque hay poco que hacer, los desarrolladores se tomaron la molestia de agregar muchos easter eggs y un sistema de retos que te ayudan a mantenerte entretenido.
El sistema de controles es muy sencillo, pero cuenta con todo lo que un simulador de cabras requiere: desde los cabezazos que esperarías efectuar con el trigger hasta un botón para emitir sonidos de cabra, indispensables para la experiencia. El diseño de personajes y entornos parece sacado de una librería de renders; todo en el mundo se ve genérico y se repite a lo largo del territorio, aunque existen objetos únicos que es posible utilizar para otros fines. Un par de ejemplos de esto último son los fuegos artificiales que te hacen volar o los tanques de gas que explotan.
Jugar Goat Simulator es divertido, al menos en un principio; destruir todo a tu paso, brincar en trampolines y golpear personas son acciones que comparten muchos títulos, pero en la mayoría son sólo una posibilidad y no un objetivo, como en este caso. Por lo precario del desarrollo del juego, los bugs que rompen la experiencia son comunes y habrá algunos muy divertidos y otros, molestos.
Una cualidad que quizá aumente la diversión es la posibilidad de modificar el juego, ya sea agregando objetos a tu cabra como un jet pack, o usando otras variedades de cabra como una muy similar a las jirafas. El juego emplea el sistema de Steam Workshop para agregar mods, lo que seguramente extenderá la diversión durante mucho tiempo.
Este es un título para quienes decidan seguir con la broma, porque resulta entretenido e hilarante, pero está lejos de ser algo más que un demo técnico retocado. Digamos que es más divertido por lo absurdo de la idea que por su contenido, y si decides tomarlo a la ligera, pasarás un rato lleno de risas y cabras.
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