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En 2009, debutó Batman: Arkham Asylum, un videojuego que revolucionó el género de los superhéroes en el mundo del gaming. Su secuela directa, Arkham City de 2011, mejoró todos los aspectos y nos presentó una de las mejores historias del Caballero de la Noche. Aunque lejos de la perfección, Arkham Knight de 2015 fue un gran cierre para esta trilogía que ya tiene un estatus de culto.
Por esa razón, el mundo entero estaba a la expectativa de Suicide Squad: Kill the Justice League, el más reciente proyecto de Rocksteady. La euforia se tornó en preocupación cuando aparecieron los primeros detalles y se dio a conocer que tendría elementos de juegos como servicio.
Luego de retrasos y muchas controversias, la aventura de Harley Quinn, Deadshot, King Shark y Captain Boomerang ya llegó a las estanterías. ¿Es un desastre como muchos esperaban o es una grata sorpresa? Aunque está lejos de ser una catástrofe, adelantamos que no está a la altura de los trabajos previos del estudio.
Video relacionado: Suicide Squad: Kill the Justice League - Jugabilidad Extendida
Villanos que juegan a ser héroes
Aunque muchos prefieren la ambientación lúgubre de las aventuras de Batman, el cambio de tono y enfoque en Suicide Squad: Kill the Justice League es refrescante y funciona para el tipo de historia que quiso contar Rocksteady.
Harley Quinn, Deadshot, King Shark y Captain Boomerang son criminales de poca monta que deben trabajar juntos para completar un objetivo imposible: matar a los integrantes de la Liga de la Justicia y detener la invasión de Brainiac en Metropolis. No son héroes ni pretenden serlo, y justamente ese es su encanto.
Los miembros de este equipo disfuncional tienen personalidades muy diferentes y el juego hace un buen trabajo para resaltarlas en las escenas cinemáticas y en los diálogos que escuchamos tanto en el combate como en la exploración. Estas interacciones crean dinámicas genuinamente divertidas que nos sacaron varias carcajadas.
A pesar de su humor bobo y torpe, los personajes nunca son irritantes; al contrario, derrochan carisma y sus personalidades deschavetadas se complementan. Nos agradó que el título está consciente de su propia ridiculez y, por lo mismo, juguetea con los elementos más absurdos.
La razón por la que hacemos tanto énfasis en estos villanos es muy simple: son la columna vertebral que permite que Suicide Squad camine y, por algunos momentos, corra. En general, ver a estos inadaptados trabajar juntos es muy divertido y jamás nos cansamos de escuchar sus comentarios sarcásticos.
En la misma línea, el hilo argumental es muy enganchante cuando se enfoca y adopta un modelo narrativo más tradicional. Aunque está lejos de ser épico o especial, nos mantuvo interesados de inicio a fin gracias a las interacciones entre los personajes y las situaciones absurdas. Es interesante ver ese constante tira y afloja entre la Task Force X y Amanda Waller.
También se observa un esfuerzo por rendir homenaje al universo de DC Comics y a la saga Batman: Arkham. Nos emocionamos cuando escuchamos el tema principal de la trilogía, e incluso hay una sección en la campaña que sirve como tributo a la travesía de Bruce Wayne. Nostalgia pura.
Los otros grandes protagonistas de la historia son Linterna Verde, Mujer Maravilla, Flash, Batman y Superman. En las secuencias cinemáticas, se hace un buen trabajo para enfatizar que son dioses en la Tierra con un poder inmenso. Son muy imponentes, aunque tienen el guion en su contra y, en su mayoría, ofrecen peleas muy simplonas. Hablaremos de eso un poco más adelante.
Adiós a los puñetazos, hola a los disparos
Suicide Squad tiene algunos destellos de grandeza en el apartado jugable. Estamos frente a un looter shooter de superhéroes muy ágil que resulta divertido cuando nos acostumbramos al movimiento de cada personaje y al ritmo vertiginoso de los enfrentamientos. Nos sorprendió gratamente que el rendimiento, al menos en PS5, es muy estable y rara vez experimentamos caídas de frames molestas durante los tiroteos.
A pesar de que las pistolas, los rifles de francotirador, las escopetas y ametralladoras son nuestro armamento principal, también podremos ejecutar un ataque ultimate que causa daño masivo o recurrir a ataques cuerpo a cuerpo para destruir armaduras y recuperar escudo. Cuando progresamos en la campaña, desbloqueamos efectos elementales que sirven para congelar o envenenar a los enemigos.
El combate es muy simple, pero tiene elementos sutiles que lo hacen muy adictivo: desde la recarga activa que recuerda a la de Gears of War hasta un disparo de contraataque que manda a volar a los secuaces de Brainiac. Cuando entramos en la zona y combinamos todas las herramientas y habilidades de movimiento de cada personaje, los tiroteos se desenvuelven con gran fluidez y resultan sumamente hipnóticos y satisfactorios.
Suicide Squad: Kill the Justice League es una experiencia multijugador, pero por fortuna, la campaña se puede abordar completamente en solitario. A pesar de que siempre es más divertido estar en compañía de amigos, nos deleitamos jugando a nuestro ritmo y nunca echamos de menos la presencia de otro jugador.
Capas caídas
Lamentablemente, el resto de elementos de esta experiencia se quedan cortos y nunca alcanzan su potencial. Para empezar, la narrativa es interesante y siempre queremos ver qué le depara al cuarteto de protagonistas, pero el progreso se vuelve repetitivo por culpa del diseño de misiones poco inspirado. Para avanzar, deberemos completar una y otra vez el mismo tipo de objetivos: destruir núcleos de energía, proteger un vehículo en movimiento, rescatar civiles, etcétera. Y sí, en todas tenemos que derrotar oleadas de enemigos.
Las variaciones en la fórmula son mínimas, por lo que el juego muestra sus cartas muy rápido y las sorpresas se acaban. Hay algunas misiones interesantes por ahí y por allá, pero son la excepción. Es una pena, pues el hilo argumental merece un mejor diseño de niveles.
Por desgracia, el combate también presenta una serie de fallas que lo alejan de la grandeza. Si bien es apantallante y satisfactorio por momentos gracias a su ritmo vertiginoso, también es cierto que resulta muy caótico y confuso. En los enfrentamientos más intensos, es difícil seguir la acción y a menudo nos preguntaremos quién nos ataca. Podemos acostumbrarnos, pero Rocksteady fue incapaz de encontrar un equilibrio perfecto entre la acción rápida y el desorden.
Tampoco ayuda la interfaz de usuario; sí, los memes son reales. La pantalla se llena de ventanas con mensajes, estadísticas de daño, detalles de los contratos y demás información que es útil, pero estorba y contamina. Por suerte, podemos desactivar estos elementos desde el menú de opciones.
Otro factor que merma el combate es la falta de variedad en todos los frentes. Los sistemas permanecen estáticos y nunca hay una evolución sustancial. Existe un árbol de talentos que permite desbloquear mejoras y habilidades cuando subimos de nivel, pero los beneficios se antojan banales. Incrementar 30% el daño de los ataques cuerpo a cuerpo por 5 segundos tras conseguir un combo de x10 es útil, pero poco emocionante y no cambia el ritmo de los enfrentamientos.
En una línea similar, la diversidad de enemigos es muy pobre. Sólo pelearemos contra vehículos corrompidos y los secuaces de Brainiac. Estos últimos tienen versiones diferentes que cambian el estilo de combate, pero estéticamente son muy similares y difíciles de distinguir en el calor de los tiroteos.
También creemos que a los miembros de la Task Force X les falta personalidad en las refriegas. Aunque no pueden utilizar todos los tipos de arma y tienen habilidades exclusivas, se echa de menos un elemento sustancial que cambie el estilo de combate por completo. Por ejemplo, creemos que King Shark pudo especializarse en ataques cuerpo a cuerpo y Captain Boomerang pudo basar su estrategia de batalla en sus icónicos boomerangs, obviamente.
A todo eso hay que sumar que el desplazamiento por el escenario es irregular. Saltar muy alto con King Shark y usar el Jetpack de Deadshot es intuitivo, pero el gancho de Harley Quinn y el teletransporte de Captain Boomerang son más torpes. Estas diferencias son más notables en los desafíos contrarreloj de El Acertijo. Ya que hablamos de este último, los icónicos enigmas y trofeos de Batman: Arkham vuelven, pero están metidos con calzador.
Suicide Squad peca de tener peleas contra jefes muy simplonas, lo que es una pena si consideramos que los enemigos finales son los miembros icónicos de la Liga de la Justicia. A pesar de que en las cinemáticas se muestran como seres todopoderosos, en los enfrentamientos se limitan a repetir una y otra vez los mismos ataques. Queremos evitar los spoilers, pero sospechamos que la forma en que concluyen estos enfrentamientos enfadará a más de un fanático de los cómics.
El peor enemigo de los héroes: los elementos de juego como servicio
Suicide Squad: Kill the Justice League tiene muchos elementos agobiantes que sólo alimentan el ciclo interminable de juego como servicio. Después de completar una misión, conseguiremos nuevo loot. También podremos mejorar los atributos de las armas, aplicar efectos elementales o comprar nuevo equipamiento si invertimos recursos. Confesamos que ignoramos muchos de estos elementos, pues complican innecesariamente la experiencia. Y claro, es cansado y aburrido comparar cifras de daño y estadísticas.
Hay un sentimiento similar en las actividades periféricas. Además de las misiones secundarias que son sumamente repetitivas, podemos cumplir contratos, rescatar civiles y derrotar un tipo especial de enemigos para conseguir más recursos. Estas misiones ofrecen contenido vacío y de poco valor.
Y como es de esperar, este juego de Rocksteady presenta una tienda premium. Aunque sólo hay ítems estéticos, como skins y gestos, estamos seguros de que la mera presencia de microtransacciones molestará a muchos. Al final del día, es una experiencia que se vende a precio completo.
Al momento de realizar esta reseña, Suicide Squad: Kill the Justice League exige conexión permanente a internet, incluso si optamos por abordar la campaña en solitario. Sobra decir que este es un gravísimo error, pues si los servidores fallan o nuestra red presenta intermitencias, seremos incapaces de jugar, algo que nos pasó en una ocasión. Los desarrolladores prometieron que lanzarán un modo offline, pero se desconoce la fecha.
Una escuadrón con una misión épicamente repetitiva
Suicide Squad: Kill the Justice League posee buenas ideas y por momentos se observa el talento de Rocksteady que nos cautivó en sus juegos anteriores. Cuando se enfoca en la travesía de Harley Quinn, Deadshot, King Shark y Captain Boomerang, se vuelve una experiencia sumamente disfrutable. El combate también es interesante y tiene una base sólida, a pesar de sus problemas. Por desgracia, muchas decisiones de diseño juegan en su contra y lo alejan de la grandeza.
Mentiríamos si dijéramos que no disfrutamos nuestras sesiones de juego, pero en todo momento tuvimos el sentimiento de que este título pudo ser mucho, mucho más. En lugar de ser una aventura narrativa con mucho carisma al más puro estilo de Marvel’s Guardians of the Galaxy, terminó como un looter shooter genérico. Eso es imperdonable para el estudio que revolucionó el género de superhéroes con Batman: Arkham Asylum.
Al final, Suicide Squad hace honor a su nombre y se embarca en una misión imposible: triunfar en un mercado saturado con experiencias parecidas y mucho mejores.
Suicide Squad: Kill the Justice League está disponible para PC, PS5 y Xbox Series X|S. Encontrarás más noticias relacionadas con él si das clic en este enlace.
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