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Sonic the Hedgehog es, sin duda alguna, uno de los iconos de videojuegos más grandes en la industria. Además de ser extremadamente popular, fue la única macota que le compitió a tu por tu a Nintendo y a Mario. Tristemente, durante el último par de décadas los momentos verdaderamente brillantes de Sonic en el gaming han sido pocos y distantes.

Sin embargo, parece que la suerte le sonríe una vez más al erizo azul. En los últimos años no sólo se ganó de vuelta a los fans gracias a Sonic Mania, sino que también recuperó el estatus de icono cultural gracias a adaptaciones cinematográficas que podían ser un desastre, pero que se convirtieron en éxitos críticos y de taquilla.

¿Será que Sonic está listo para romperla una vez más en el mundo de los juegos 3D? Esto es algo que Sonic Team intentó con Sonic Frontiers. A primer vistazo, el juego parecía ser como un choque automovilístico en los que sabes que caos está por suceder, pero no puedes quitar la mirada. Ya pudimos probarlo y, para nuestra sorpresa, está lejos de ser ese desastre. De hecho es una experiencia entretenida con varios aciertos.

Sonic Frontiers ― disponible en Amazon México

• Xbox Series X | Xbox One
• Nintendo Switch
• PlayStation 5
• PlayStation 4

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Más rápido y más libre

Primero hay que dejar algo muy claro. Desde que lo mostraron, Sonic Frontiers se percibió como un juego de mundo abierto. Si bien al ver correr al erizo con libertad por escenarios enormes es fácil pensar esto, en realidad es algo diferente; de hecho, miembros del equipo de desarrollo salieron a dejarlo claro en declaraciones que, aparentemente, no hicieron mucho ruido.

El nuevo proyecto de Sonic Team está estructurado por niveles conocidos como islas. En total hay 5 y cada uno es un espacio abierto enorme que puedes explorar con total libertad. Si alcanzas a ver algo, lo más probable es que puedas llegar a él de alguna manera, ya sea corriendo a toda velocidad, saltando o superando algún reto de obstáculos y plataformas.

Aquí está el primer gran acierto de Sonic Frontiers porque da la sensación de libertad al eliminar casi todas las barreras y hacer que sea una experiencia sin interrupciones. Puedes correr a toda velocidad por horas, lo que es increíblemente divertido y se acerca a lo que por años esperamos de un Sonic en 3D.

Esta exploración y libertad resulta muy entretenida porque se puso empeño en que sea gratificante. En lugar de sentirse como un mapa con un montón de puntos de interés aburridos, es como si en cada rincón hubiera algo importante; pueden ser potenciadores para volver más fuerte a Sonic o coleccionables que sirven para progresar en la historia o desbloquear niveles del ciberespacio.

Pero, ¿qué rayos son estos niveles del ciberespacio? Son una dosis de Sonic clásico con escenarios similares a los que vimos en entregas como Sonic Generations. Hablamos de niveles que pueden ser de carrera o desplazamiento lateral en los que correrás a toda velocidad hasta llegar a la meta.

Aunque son comparables con niveles de entregas pasadas, hay un detalle que marca toda la diferencia: son muy cortos. Puede sonar decepcionante, pero tiene una razón de ser y es que están hechos para que los termines varias veces. Cada escenario te reta a completar retos como terminarlos debajo de cierto tiempo; coleccionar una determinada cantidad de anillos o encontrar las monedas rojas ocultas. Lo anterior es clave, ya que cada objetivo te recompensa con objetos necesarios para progresar.

El resultado de esta decisión son niveles que terminas en un bocado, pero que quieres jugar una y otra vez. Son rápidos, entretenidos y enganchantes, por lo que en más de una ocasión nos sorprendimos repitiendo en varias ocasiones para mejorar nuestro tiempo. Eso sí, no son perfectos, pero más sobre eso más adelante.

Cuando estés explorando los niveles abiertos de Sonic Frontiers encontrarás enemigos que tendrás que derrotar, pero ojo, la mayoría no caen derrotados con una simple carga de velocidad. Sonic Frontiers tiene un sistema un poco más complejo que sus antecesores.

Resulta que hay un árbol de habilidades en las que irás desbloqueando nuevos poderes para Sonic. Muchos de ellos están relacionados con el combate y te dan herramientas para que hagas combos con diferentes combinaciones de botones. Está lejos de ser algo fuera de este mundo, pero resulta mucho más entretenido que simplemente presionar el mismo botón 2 veces para atacar.

Además, la variedad de enemigos es suficiente para que sientas que sacas jugo a todas tus habilidades. Entre los rivales encontrarás duelos contra gigantes que parecen una referencia a Shadow of the Colossus, aunque su sabor es completamente distinto. Por otro lado, hay enemigos que requieren que leas sus movimientos para hacer parrys y otros donde dominar todas tus habilidades es clave para vencer. Incluso hay otros que se sienten como minibatallas contra jefes en enfrentamientos de varios minutos. Es sorprendente la forma en la que SEGA logró hacer brillar el combate en una serie tan alejada de peleas complejas.

Buenas decisiones, pero poca inspiración

Si bien las bases de Sonic Frontiers son sólidas, varios de sus apartados se sienten poco inspirados o apresurados. El ejemplo más claro de esto es su apartado visual, el cual es francamente decepcionante.

No queremos decir que Sonic Frontiers tenga gráficos feos o un mal desempeño. Más bien su dirección de arte nos pareció gris y aburrida. Mientras que la serie ha destacado por tener ambientes coloridos y llenos de personalidad, aquí estamos ante un mundo desolado, triste y poco interesante.

Esto último se justifica con la narrativa, pero es imperdonable que todo tenga una apariencia tan genérica. Imagina que quitas a Sonic de las escenas que has visto y en su lugar pones al Master Chief o cualquier otro personaje de ciencia ficción. Es impresionante lo poco fuera de lugar que lucen, ¿verdad?

Lo peor no es eso, sino que parece que ni siquiera se hizo un esfuerzo por lograr que cada isla tenga una personalidad más allá de un bioma. Una isla es boscosa, otra es un desierto y también hay un volcán. Ese es el único gramo de personalidad que tienen y hay zonas que bien podrían pertenecer a cualquiera de las islas.

En los niveles del ciberespacio esto cambia, pero tampoco es una mejora apabullante. Se trata de escenarios basados en las memorias de Sonic, por lo que tienen una identidad visual basada en entregas pasadas de la serie. Eso sería genial de no ser que la cantidad de estilos se pueden contar con los dedos de una mano y que se hace poco por aprovecharlos. De este modo, lo que alguna vez fue una dirección de arte inspirada queda relegada a una tema genérico.

Por otra parte, aunque su mundo abierto es entretenido y se disfruta explorarlo, no podemos tapar el sol con un dedo. Muchas de sus ideas se sienten disconexas e improvisadas, como ideas que soltaron en lugares aleatorios solo porque sí. ¿Funciona? Sí, pero hacen falta elementos coherentes que conformen escenarios bien diseñados. En cambio, tenemos una estructura que evita que las ideas evolucionen y parece que el juego es el mismo de principio a fin.

Este guacamole de ideas termina disparándose en el pie al presentar ideas que van en contra de la libertad que es el núcleo de Sonic Frontier. De pronto, el juego cree que es una genialidad atraparte en secciones 2D mientras estás explorando sus enormes islas. Con esto traiciona su acierto más grande para sólo recibir secciones torpes y que aportan poco.

Tampoco es que queramos ser demasiado duros con el pobre erizo, pero igual hay otro punto que debemos tocar: el control es bueno… la mayoría del tiempo. Hay situaciones donde es poco responsivo. Si has jugado otra entrega de Sonic es probable que esto te suene familiar y es que ya hasta parece tradición. A veces es como si la velocidad y los niveles se mezclaran como agua con aceite, entregando momentos donde la fluidez deseada es reemplazada por torpeza. Es inconcebible que un juego que se controla tan bien en su mayoría, tenga situaciones donde la acción esté fuera de tu control.

Sonic Frontiers logra evolucionar la franquicia, pero al mismo tiempo se siente como un juego de hace más de 12 años. Es extraño que una experiencia que está pensada para ser rápida e intensa, esté plagada de menús lentos y torpes que entonarían a la perfección con el diseño de interfaz de la era de PlayStation 2. También brilla por sus carencias en funciones de calidad de vida que estas alturas son estándar. ¿A quién se le ocurrió detener mejoras de un plataformero de acción detrás de conversaciones que tienes que soportar cada vez que subes un nivel?

Igual debemos reconocer que la historia pudo ser mejor. No llega al grado de ser terrible, pero tampoco hace mucho por enganchar al jugador. Además, los nuevos personajes fallan al cautivar y aún no decidimos si tienen un lugar en el mundo de Sonic.

Lejos del desastre, pero también de la perfección

Nunca esperamos decirlo, pero Sonic Frontiers NO apesta. Vaya, por supuesto que está lejos de llevarse un GOTY y sus carencias son claras. Sin embargo, después de mucho tiempo Sonic Team logró entregar un juego entretenido y con algunos conceptos de diseño bien aplicados. Tal vez lo más impresionante es que no es un desastre con el potencial de ser el nuevo hazmereir de la industria.

Sonic Frontiers será incapaz de regresar a Sonic al Olimpo de los videojuegos, pero tampoco es como que necesite hacerlo. Después de todo, el erizo ya trascendió como un icono cultural en otras facetas del entretenimiento. Lo que sí hace es devolverle la dignidad a una franquicia que pasó de la cima a la vergüenza. Es refrescante probar un Sonic que evoca los mejores momentos de Sonic Adventure para recordarnos que el erizo de SEGA es un ícono del gaming por una razón.

Sonic Frontiers debutará el 8 de noviembre próximo en PlayStation 4, PlayStation 5, Xbox One, Xbox Series X|S, Nintendo Switch y PC. Sigue este enlace para ver más noticias relacionadas con esta entrega.

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