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Nunca olvidaré la expresión en mi rostro cuando, en diciembre de 2013, anunciaron Hyrule Warriors por medio de un Nintendo Direct. Mi cerebro no podía asimilar lo que estaba viendo y se encontraba confundido. ¿Qué hacía Link a la mitad de Hyrule Field peleando contra una gran cantidad de enemigos al más puro estilo de Dynasty Warriors y, además, usando una enorme bufanda? En aquel momento no se revelaron muchos detalles de esta extraña propuesta, por lo que decidí estar al pendiente de cualquier nueva información. Después de seguirle la pista durante varios meses y de finalmente haberlo jugado unos días antes de su salida oficial al mercado, puedo decir con certeza, que el resultado final no justificó mi entusiasmo.
Lo primero que hay que dejar claro es que Hyrule Warriors no es el siguiente gran título de la saga The Legend of Zelda, sino el resultado de un experimento creativo proveniente de la mente de Shigeru Miyamoto, quien quiso combinar su amada franquicia con las populares sagas por las que el estudio Omega Force ―propiedad de Tecmo KOEI― se hizo famoso. Lo más interesante es que el propio Eiji Aonuma participó como supervisor en el desarrollo para garantizar que no se perdiera la esencia mágica de Link y compañía a causa de su incursión en un género de juego inesperado.
Al arrancar el título se nos pregunta qué tipo de control deseamos usar: Warrior o Zelda. La diferencia se encuentra únicamente en el manejo y el sistema de combate de cada personaje, y afortunadamente, es algo que se puede cambiar antes de comenzar cualquier nivel. Después de probar ambos estilos, decidí quedarme con el segundo, ya que se parece mucho al de los juegos de The Legend of Zelda en 3D y es uno con el que estoy tremendamente familiarizado.
Cuando entramos en el menú principal vemos que sólo es posible ingresar en el modo Legend y en los ajustes para cambiar el nivel de dificultad ―Easy, Normal y Hard―, indicar si deseamos que el juego muestre la barra de energía de los enemigos, la configuración de la red en caso de que gustes presumir tus avances en Miiverse, el tipo de combinación de control (GamePad, Wiimote+Nunchuk o Classic Controller), volumen de la música de fondo y los efectos de sonido. No te preocupes por las demás modalidades; se desbloquearán en cuanto termines el primer escenario.
Una vez iniciada la partida, el juego nos muestra un pequeño prólogo, el cual habla de la leyenda de un héroe que vivió hace mucho tiempo y quien, usando una túnica verde, combatió contra las fuerzas del mal que estaban tras la Trifuerza, una antigua y poderosa reliquia. Ahora todo indica que la maldad ha vuelto y la princesa Zelda desea encontrar al sucesor de aquel valiente hombre que sea capaz de portar su vestimenta y devolver el balance al más preciado tesoro de la tierra de Hyrule.
Cuando finalmente tenemos el control de nuestro personaje base, que en este caso es Link con armadura de entrenamiento, presenciamos una breve introducción sobre el sistema de combate y el gameplay cuando una oleada de Bokoblins ―provenientes de The Legend of Zelda: Skyward Sword― decide atacar el castillo de Hyrule. A pesar de que la cantidad de enemigos parece vasta, pronto te das cuenta de que eso no importa demasiado, ya que con apretar constantemente un botón ejecutas ataques de gran escala que acaban con los adversarios; al hacer muchos de ellos incrementamos una barra llamada Attack Gauge, que al estar llena permite producir un ataque especial.
Nuestra misión en prácticamente todo el juego es proteger los diferentes puestos militares que se encuentran esparcidos en los mapas y así evitar que el enemigo los controle. Para ayudarnos a cumplir dicho objetivo tenemos de nuestro lado a soldados aliados, así como nuevos personajes principales que la inteligencia artificial controla. También es posible fijar blancos específicos al más puro estilo de The Legend of Zelda; los adversarios más poderosos muestran una barra que disminuye cuando atacamos su punto débil y, cuando ésta llega a cero, ejecutamos un movimiento especial llamado Weak Point Smash.
En caso de no usar la opción Off-TV Play, el GamePad muestra el HP de nuestros compañeros, así como los objetivos a cumplir en el mapa. Al presionar START vemos que el menú principal trae consigo una gran cantidad de opciones que van desde observar toda la información del personaje al que estamos controlando hasta tutoriales básicos de combate y la posibilidad de guardar el avance en cualquier momento, aunque el propio juego se encarga de ejecutar esa tarea cada vez que llegamos a un punto de control.
Durante las batallas aparecen de vez en cuando ítems que nos ayudan a que éstas sean más llevaderas. Por ejemplo, las jarras de magia cargan poco a poco una barra verde que al completarse nos permite ejecutar una técnica llamada Focus Spirit, la cual aumenta nuestra velocidad, ataque y defensa. También existen los pequeños pedazos de Trifuerza que incrementan temporalmente el movimiento, así como los tradicionales jarrones de colores que, al romperlos, sueltan rupias ―las cuales sirven para comprar objetos en el bazar al término de cada escena― o corazones para recuperar energía. Cabe resaltar que también existen ítems permanentes que se consiguen en cofres especiales dentro de cada nivel; estos van desde bombas y flechas hasta el búmeran y el hookshot.
Al término de cada nivel vemos un avance de la historia y desbloqueamos un nuevo personaje, a fin de darnos oportunidad de jugar con otros personajes, todos provenientes de juegos de The Legend of Zelda. A pesar de que cada uno tiene sus propias estadísticas, estilo de combate y pertenece a un elemento distinto, no hay mucha diferencia entre ellos, ya que se manejan prácticamente igual; aunque, una vez que te adaptes a uno, querrás conservarlo toda la partida. Para subir de nivel a nuestro héroe debemos ganar experiencia matando a cuanto enemigo se ponga enfrente, aunque también depende de los objetos con los que lo equipemos; éstos se pueden obtener en el campo de batalla o desde el bazar.
Todo lo anterior suena a que la experiencia es realmente espectacular, sin embargo, tiene problemas graves que la destrozan por completo. Quizás el principal sea la inteligencia artificial. En muchas ocasiones los aliados no sirven, sólo se quedan parados, incluso cuando hay una gran cantidad de enemigos en pantalla, lo que provoca que debamos encargarnos de proteger todos los puestos militares; esto se vuelve extremadamente difícil cuando se está luchando contra un jefe y será muy común ver fallar la misión como consecuencia de lo anterior.
El diseño de niveles es otro de los puntos débiles del título. A pesar de que están basados en escenarios conocidos de The Legend of Zelda, en Hyrule Warriors son demasiado planos y sin reto para explorarlos, además de que se tornan muy aburridos, especialmente porque hay que permanecer, mínimo, entre 20 y 30 minutos en cada uno. A esto hay que añadir la presencia de remixes de temas clásicos de la franquicia; si bien en un principio producen nostalgia, después de un rato cansan debido a su toque heavy metal.
Para conseguir la victoria en cada uno de los mapas sólo hace falta ejecutar los mismos combos una y otra vez con el mismo botón
Finalmente, tenemos el problema del botonazo. Con esto me refiero a que para conseguir la victoria en cada uno de los mapas sólo hace falta ejecutar los mismos combos una y otra vez con el mismo botón; de hecho, es posible jugar con una sola mano y la diferencia es nula. Lo anterior se debe a que los enemigos son extremadamente fáciles de aniquilar y en realidad, el único reto se encuentra en los jefes y en intentar ayudar a todos tus compañeros en los puntos militares al mismo tiempo.
Afortunadamente, el juego va más allá de la campaña gracias a modalidades como Free Mode, donde puedes jugar varias veces las misiones que hayas completado con cualquier personaje desbloqueado, o Adventure Mode, que consiste en una serie de retos a enfrentar en el mapa del The Legend of Zelda original; al completar cada uno se abrirá un nuevo desafío. Cabe destacar que algunos personajes y armas sólo se desbloquean por medio de esta modalidad.
Al final, Hyrule Warriors se consolida como un excelente tributo a una de las más grandes franquicias de Nintendo; sin embargo, como juego falla en puntos básicos que sólo hubieran requerido un poco más de tiempo de desarrollo para corregirlos. Si eres alguien que disfruta al ver impresionantes combos y movimientos espectaculares ejecutados por personajes que nunca imaginaste, entonces posiblemente éste juego sea ideal para ti (aunque realizar todo esto no precise habilidad, estrategia o desafío).
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