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El año pasado reseñé Disney Infinity 2.0 Edition para Wii U. Con ello en mente, mis expectativas para Disney Infinity 3.0 Edition en Xbox One eran, tal vez, excesivas. No me malentiendas. Sigue siendo un buen juego, especialmente si tu hijo o hija tiene menos de 15 años, pero si dejo de lado esa consideración, me doy cuenta de que aún padece los mismos problemas que la versión anterior, incluso en una consola más poderosa y de que su lectura del modelo toys to life es poco creativo cuando lo comparo con propuestas que vi en E3.
Sé muy bien que a nadie gusta que hablen mal de los juegos infantiles, como si esa categoría los exentara de cualquier error. El hecho es que se invierte dinero real en ellos, tal vez más que en un juego regular, como para dejar pasar aquellas molestas imperfecciones que, incluso a tu hijo o sobrino pueden incomodar.
Pero primero, lo primero: la estructura. Disney Infinity 3.0 Edition respeta la fórmula que todos conocemos, es decir, el título funge más bien como la interpretación interactiva del juego de niños tradicional. Es necesario, entonces, comprar figuras reales y colocarlas sobre un lector para hacerlas aparecer dentro del mundo de juego y el juego, a su vez, es una especie de baúl donde un niño puede depositar la versión virtual de sus juguetes, mezclarlos y… bueno, jugar con ellos como se lo dicte la imaginación, tal como hicieron los niños de otra época.
Ahora bien, la columna vertebral de la experiencia es, sin embargo, el play set que no es otra cosa más que una historia o campaña central, la cual confiere un concepto al resto del juego. El primer año fueron The Incredibles, Pirates of the Caribean y Monsters Inc. los que marcaron el ritmo, mientras que este año es Star Wars. Eso quiere decir que el paquete de iniciación viene con las figuras de Anakin Skywalker y Ahsoka Tano, además de una historia o play set bautizada Star Wars: Twilight of the Republic. El paquete varía si adquieres el juego en PlayStation, pero para no hacer un relajo, aquí vamos hablar de la presentación estándar.
Muy bien, entonces lo primero es el play set o campaña, que fue lo que más me gustó. En Twilight of the Republic, tomas control de Anakin Skywalker o Ahsoka en su cuesta por resolver un misterio que los lleva por varias partes del universo Star Wars y ahí radica uno de los aciertos más grandes del paquete. A diferencia de Disney Infinity 2.0 Edition, donde buena parte de la acción se desenvolvía en una gélida y aburrida ciudad, en Disney Infinity 3.0 viajas a través de varios mundos, empezando por Geonosis, pero abarcando también Coruscant, Tatooine, Naboo y otros, todos recreados con apego a su esencia y actividades propias, con lo cual la historia nunca se siente precisamente aburrida.
Además, cada vez que viajas entre planetas hay segmentos de exploración y combate espaciales, donde la dinámica cambia para bien. El vuelo no siempre es libre, pues a veces parece que vas sobre un riel, pero no deja de ser un buen aderezo. Incluso es posible aterrizar sobre ciertos asteroides para tomar parte en minijuegos poco variados, pero adictivos.
Así las cosas, la estructura de juego tiene una buena dosis de profundidad puesto que cada planeta es un pequeño mundo abierto con misiones de historia, minijuegos pero también sidequests que ponen a tu personaje a efectuar tareas alternativas donde conoce nuevos personajes y se involucra en tareas con un matiz más relajado que ayudan a que cada región de la galaxia tenga idenidad. Lastimosamente, muchas de esas sidequests consisten en encontrar algo y llevarlo a un lugar determinado, así que la sensación de reiteración se hace presente con rapidez ―cuando menos, así lo sentí―, pero puede ser que tu pequeñín esté conforme con ello.
La estructura de juego tiene una buena dosis de profundidad
En el transcurso de las aventuras desarrollas a tu personaje pues, como de costumbre, cumplir misiones y combatir incansablemente te permite recolectar chispas luminosas que abonan al crecimiento del protagonista. Las hay de varios colores; unas sirven para reponer vida, otras llenan la barra de poder especial, unas más hacen las veces de dinero y otras, como mencioné, sirven para subir de nivel, y conforme lo haces, desbloqueas habilidades. Vaya, Disney Infinity sigue siendo el equivalente de “Mi primer RPG”.
Mi queja más grande con el play set, al margen de cómo luce ─tema que abordaré más adelante─ fue la abundancia de cajas de texto. Es decir, muchos personajes no gozan de voz propia y en su lugar, aparecen cajas abotagadas con diálogos, lo cual resulta monótono para niños y adultos por igual y lo que dije antes respecto a lo reiterativo de las sidequests y los minijuegos.
En cuanto al combate, éste es casi tan repetitivo y simple como siempre. Es un juego para niños y en aras de conceder algo de crédito a los comentarios del año pasado, diré que resulta suficientemente divertido, sólo ten esto presente para que, si acabas de sacar el disco de The Witcher 3: Wild Hunt de la consola, no se te caigan los calzones con el cambio de ritmo. Basta con oprimir Y o triángulo como loco para resolver la mayoría de las situaciones. Dicho eso, me dio la impresión de que este año, el juego es un poco más desafiante al momento de pelear debido a la presencia de enemigos más agresivos, con patrones de ataque diferentes e incluso escudos, los cuales te pondrán a pensar un poco más. Se hace presente, a veces, la necesidad de evadir y luego contraatacar; una mecánica bien conocida y gratificante. Además, cuando acabas con el último enemigo, el movimiento final se despliega en cámara lenta.
Ahora hablemos un poco de la Toy Box. Mientras juegas con el play set, no nada más recolectas chispas y subes de nivel, sino que también desbloqueas personajes y nuevos juguetes para el modo Toy Box o Caja de Juguetes que, como indica el nombre, es el lugar virtual donde van a parar todos los artículos presentes dentro de Disney Infinity para que juegues con ellos como te venga en gana. A fin de brindar algo de estructura a todo esto, existe una central o Toy Box Hub donde personajes específicos, llamados anfitriones o hosts, dividen las actividades en categorías: exploración, combate, carreras, etcétera, lo que a su vez, se traduce en decenas de minijuegos adicionales al play set.
Como el año pasado, puedes construir un nivel desde cero, jugar en mundos preproducidos, descargar las creaciones de la comunidad, diseñar tu propia guarida y aprovechar algunos de los nuevos elementos como la caja de música y la herramienta para asignar rutas a los personajes, misma que encontré poco intuitiva. Pero el cambio más importante, desde mi perspectiva, es la introducción de compañeros o sidekicks que te ayudan con lo antes mencionado. El sidekick es una especie de cómplice/mascota que te ayuda a construir mundos, te apoya en combate e, igual que los protagonistas del play set, crece y se desarrolla en la medida que juegas con él. Puedes darle herramientas, armas y cascos con funciones especiales y, además, debes alimentarlo. Todo lo relacionado con tu compañero converge en una nueva categoría para la Toy Box Hub donde te enseñan a sembrar la comida para tu cómplice, a construir mundos entre los 2, resolver laberintos, etcétera. Es una dinámica diferente y muy entretenida.
El defecto más grande de Disney Infinity 3.0 Edition es de presentación. Los menús resultan aburridos y poco intuitivos, en especial en la Toy Box, y la apariencia ―al margen de la dirección de arte― es mediocre. Queda claro que para satisfacer las especificaciones de tantas plataformas como fuera posible, Avalanche Software y sus estudios de apoyo, fueron incapaces de entregar un producto bien optimizado. Notarás esto cuando cambies de modo de juego y debas esperar un minuto en la pantalla de carga, sólo para aparecer en el mundo y aguardar un poco más en lo que se construye el escenario o validan la autenticidad de tu figura. Si esto me desesperó, sospecho que también a un niño. Los elementos de baja resolución están a la orden del día y a veces, ni siquiera se esforzaron por maquillarlos.
El mundo de los sidekicks, por ejemplo, tiene por fondo un tapiz más pixelado que un juego de 16 bits. Los ojos de los androides en el play set también son una plasta y si giras la cámara dentro de los mundos de juego, la pantalla se desgarra horriblemente, lo mismo cuando subes y bajas escaleras, sin mencionar las caídas pronunciadas en la fluidez de la imagen, como producto de la sobrecarga del sistema, algo que no tiene explicación cuando reparas en lo simple de la dirección de arte. Es decir, Disney Infinity 3.0 Edition se ve y funciona mediocremente, y aunque es un juego para niños, no encuentro motivo válido como para omitir este detalle.
Otra observación que creo pertinente es en torno a la base, cuyo funcionamiento no ha cambiado en 3 años y que muy pronto enfrentará propuestas revolucionarias. Es decir, para Disney Infinity, la base es el lugar donde pones tus figuras y fin del asunto, pero en E3 tuve oportunidad de probar alternativas donde la base, además de fungir como lector, también sirve como lugar de juego en sí mismo; una plataforma que se presta para que juegues directamente con la posición de los objetos haciendo mancuerna con lo que ves en pantalla. Quizá la idea resulte un poco abstracta en este momento, pero créeme, en el transcurso de la próxima semana verás a lo que me refiero.
Avalanche Software y sus estudios de apoyo, fueron incapaces de entregar un producto bien optimizado
Al final está el trabajo de audio que se vio muy beneficiado con la música de John Williams, especialmente en el play set. Las voces no siempre son las de los actores que interpretaron a los personajes en la pantalla grande, pero su trabajo es excelente y aunque parece poca cosa, la caja de música fue una novedad que encontré agradable, sobre todo cuando estás construyendo en un mundo vacío y necesitas un poco de ambientación. A propósito de ambientación, la Toy Box en Disney Infinity 3.0 recibió nuevos juguetes y herramientas musicales que realmente cambian la vibra de tus creaciones, el problema es que cada año que regreso a Disney Infinity, encuentro la experiencia de jugar con la Toy Box más complicada y usar las nuevas funciones musicales no es la excepción. Incluso encontrar estos artículos puede resultar engorroso, pero la Toy Box completa posee un aire de complejidad cada vez más abrumador, lo cual no demerita su potencial, sólo afecta su atractivo. Es decir, cada año me emociono más por el play set porque sé que la Toy Box será una experiencia llena de menús y categorías y submenús y herramientas y conexiones lógicas, instrucciones, etcétera, etcétera. Claro que ésta es mi opinión, porque no dudo que haya niños más que dispuestos a invertir horas y horas en entender esta estructura.
Disney Infinity 3.0 Edition tiene todo lo que un niño podría desear de un videojuego: aventura, historia divertida, juguetes físicos y virtuales, libertad para mezclar todo como se le venga en gana, herramientas creativas y una apariencia vistosa, pero no es un juego perfecto y para tratarse de uno que ostenta al ingenio como su estandarte, podría ser más creativo fuera del entorno virtual. El problema más grande de esta entrega es técnico: hablo de tiempos de carga engorrosos, acabados gráficos que dejan mucho a desear, fluidez de imagen (frame rate) mediocre y una dosis de reiteración en las misiones del play set. Es decir, si tienes hijos o sobrinos, aquí hay una opción irresistible, sobre cuando recuerdas que resulta compatible con los accesorios de entregas anteriores, pero es evidente que el carácter anual de la franquicia pasa una elevada factura a los acabados.
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